La joven pareja de cultivadores, nunca pensó que viajar con un niño sería tan difícil, empezando con la alimentación, los cuidados y sobre todo la vestimenta, donde ambos jóvenes, no sabían en que momentos el pequeño Xue se llegaba a ensuciar tanto con la tierra.
Wei Ying aún recuerda la primera vez, cuando Xue Yang apareció con lodo en su túnica y su rostro lleno de tierra. En ese momento el rostro que mostró Lan Zhan no tenía precio, pareciera que su tez ya pálida, se volvía más blanca. No está de más decir que no desaprovecho esa oportunidad para reírse.
Cuando se calmó, fue que Lan Zhan le explicó que en su secta, los niños que veía pasar siempre andaban impecables, sin una mota de polvo en sus túnicas. Wei Ying no le creyó cuando dijo eso, él por experiencia sabía que los niños ensuciaban, pero A'Yang era otro nivel.
A su rutina diaria, se agregó el lavar ropa. Cada vez que encontraban algún rio o alguna fuente, Wei Ying detenía a Lan Zhan, quien llevaba a manzanita y se bajaba del burro con las ropas que utilizaban. Cabe decir que la mayoría de esas ropas pertenecían a A'Yang.
Mientras él lavaba, Lan Zhan cuidaba al pequeño demonio para que no se siga ensuciando y en algunas ocasiones viceversa. Por las noches, después de acostar a A'Yang junto al fuego, para que no pase frio, Wei Ying se sentaba a su costado y empezaba a cocer las túnicas o en otros casos lo arrullaba entre sus brazos.
A veces, Lan Zhan se sentaba frente a ellos y tocaba algunas melodías con su guquin. Las cuales los relajaban y los llevaba a un sueño profundo y placentero hasta el día siguiente.
Wei Ying, se sentía a gusto con este ambiente, en su mente, los tres parecían una pequeña familia de cultivadores errantes, que vivían con lo que podían y eran felices rodeados de maleza. Por momentos, no podía el evitar imaginar a sus padres y a él de este modo.
Se preguntaba, ¿cómo habría sido su vida si hubiera viajado al lado de sus padres? ¿Hubieran vivido lo que él mismo vivía ahora?...
Pareciera que Lan Zhan sabía de su comodidad de estar entre la naturaleza y viajando de este modo, que el camino se tardó un buen tiempo en concluir...
Pero, a pesar de todo, al fin vieron el pueblo al que se dirigían, Lan Zhan le dijo que se llama Yiling, y que de ahí a dos días estarían en Yunmeng Jiang.
Antes de entrar a dicho lugar, Wei Ying se colocó su fiel sombrero de bambú y tomó a A'Yang en brazos, para evitar que se perdiera y para que Lan Zhan pueda llevar a manzanita a descansar.
- ¡Xian-gege, Lan-gege, miren miren! – señaló el pequeño en sus brazos mientras con su dedito apuntaba a un puesto con varios dulces de colores.
Ambos jóvenes, ya sabiendo lo que quería, con una mirada, Lan Zhan le entregó su bolsita de dinero a Wei Ying y él se retiró para buscar una posada.
- A'Yang, no desesperes, te los voy a comprar – ambos se dirigieron al puesto y Wei Ying pidió una bolsita de dulces para el pequeño. Cuando se la entregaron, agradeció y se fueron – A'Yang, recuerda, esta bolsita tiene que durarte, no comas muchos...
- ¿Por qué? – preguntó mientras se metía un caramelo a la boca y le daba otro a Wei Ying, quien con una sonrisa agradeció el gesto.
- Puede darte dolor de barriga... no debes de excederte – dijo mientras volvía sobre sus pasos al lugar donde Lan Zhan los dejó.
Mientras caminaba, sintió un aura desconocida a sus espaldas. Volteó rápidamente y lo único que se cruzó con su mirada fueron unas montañas bañadas de una espesa bruma negra.
- Xian-gege, ¿qué pasa? – preguntó el pequeño al ver que habían parado y su gege miraba fijamente las montañas.
- Solo... esas montañas son intranquilas.
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WangJi y WuXian
RomanceLan Wangji, un cultivador de la secta Gusu Lan, conoce a Wei Wuxian, un joven que viaja hacia Yunmeng Jiang para enterrar las cenizas de sus padres, y decide guiarlo. En este viaje surge el amor, y se revela el secreto que la familia Wei-Sanren ocul...