Renacimiento

Amenaza

La respuesta de Sitamon les dejo helados por esa maldita sinceridad pero decidieron que ya tenían que irse para no ser atrapados por los guardias, se despidieron de Sitamon y se largaron. El ambiente que dejó aquella mujer no se iba, realmente se notaba en su rostro que no esta bromeando Cabba intentaba analizar la respuesta pero no hubo ningún resultado desafortunadamente.

-Dyspo... ¿Crees que?.... ¿Nebet hethotep es capaz de hacer algo parecido?

Ante tal pregunta Dyspo se quedó helado, había grandes posibilidades que esa niña sea capaz de hacer algo muy parecido como lo hizo Sitamon hace mucho tiempo.

-Yo... Si... Pero hey mañana es un día largo así que vamonos y que no nos vean.- el conejo intento ser en esos momentos una figura paterna pero no lo logro muy bien pero al menos pudo tranquilizar a Cabba.

Al llegar a los aposentos un grupo de Siervas y Siervos fueron directamente a los guerreros aterrados por no haber cumplido con las órdenes de Thothotep de vigilarlos -¿¡A donde estaba!? ¡El señor Thothotep los a estado buscando toda la maldita mañana!- reclamo una sierva vieja enojada -¡La señorita Nebet hethotep los quiere ver, tenemos que apresurarnos!- dijo un siervo aún más viejo. Los siervos y siervas llevaron a los guerreros a los aposentos de los antiguos hakaishin del universo 7 para ver a Nebet hethotep, al entrar, Dyspo se dio cuenta que en una sala había varias mujeres adultas y una mujer adulta en el medio bailando -¿Es una bailarina?- pregunto Dyspo -No, es la señora Akuza, la antigua Diosa de la destrucción.- con esa respuesta Dyspo no dijo nada.

Al llegar por unos pasillos enormes y con sofás hermosamente decorados habían más hombres y mujeres sentados los cuales eran hakaishin retirados los cuales miraban seriamente a los guerreros -¿Que no es ese un niño?- preguntaba una diosa con cabello corto con un bello cintillo adornado con pedrería hermosa -Que pocos hombres son Vermouth y Champa.- reclamaba otro Dios destructor con la aparición de cabra, el ambiente estaba intenso para Dyspo y Cabba pero llegaron a los aposentos de Nebet hethotep.

Cuando entraron a los aposentos de Nebet hethotep estaban Mut y A'mai las cuales estaban ordenando las joyas de su señorita, la joven deidad destructora al verlos les hizo una seña para que no avancen más, se estaba arreglando para la importante cena que se haría en el ocaso.

-¿En donde estaban?- preguntó seriamente Nebet hethotep a ambos hombres.

-En nuestros aposentos, señorita Nebet hethotep.- dijo Dyspo nervioso.

-¡MENTIRA!- Grito enfurecida Nebet hethotep -¿¡USTEDES CREEN QUE NO ME DÍ CUENTA QUE FUERON A VER A LA MALDITA DE SITAMON?!

Cabba ya aclaró sus sospechas. Nebet hethotep odiaba a su madre -¡UGH! A PUESTO QUE INTENTARON LIBERARLA.- Acusó a Cabba y a Dyspo entre lágrimas de rabia -¡LES DIMOS UNOS APOSENTOS!¿¡Y ASI ES COMO NOS PAGAN, INTENTANDO AYUDAR A ESCAPAR A LA MALDITA DE MI MADRE?!- Nebet hethotep ya no lo aguantaba más, la despreocupación de su madre en su vida siempre le afecto, todo lo contrario con sus vidas pasadas las cuales tuvieron unas madres amorosas y preocupadas por su bienestar. Las Siervas cuidadoras actuaron rápido y sacaron con gentileza a Dyspo y Cabba de la habitación -Ustedes 2, vallan a arreglar el pelo al joven Seth, y ustedes vallan a ayudar al señor Knummerenra a elegir un mejor atuendo- ordenó A'mai a unos siervos los cuales aceptaron la orden con un terror en sus ojos.

-¿Seth? ¿Knummerenra? No, oiga espere esos no son nuestros nombres.- intento explicar el joven sayayin pero los siervos le explicaron que en los aposentos de los antiguos hakaishin los nombres de extranjeros cambian para estar relacionado con un Dios protector, de la guerra o de la muerte.

Los siervos llevaron a los guerreros a sus respectivos aposentos.

Los siervos estaban preparando a Cabba para la gran cena organizada por una hakaishin retirada llama Kilira, los otros servicios estaban ayudando a Dyspo a arreglarse para el ocaso.