Capítulo 9

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El silencio era ruidoso y abrumador, al igual que la oscuridad que rodeaba mi campo de visión. Estaba tumbado en la cama, pero no podía conciliar el sueño. Mi mente estaba llena de pensamientos y emociones que se agitaban como un torbellino en mi interior.

No podía evitar pensar en Lily, en su presencia allí, a solo unos metros de distancia, durmiendo en el sofá. Su cercanía despertaba en mí una mezcla de curiosidad y atracción, pero también sentimientos de culpa y conflicto.

¿Por qué me afectaba tanto su presencia? Era solo una amiga, alguien que acababa de conocer. Pero había algo en ella que me intrigaba, algo que me atraía de una manera inexplicable. Tal vez era su dulzura, su vulnerabilidad que parecía proteger con una fortaleza oculta.

Sin embargo, tenía que recordarme a mí mismo que estaba comprometido, que tenía una prometida a la que había amado y que me había traicionado. No podía permitirme dejar que mis pensamientos se desviaran hacia Lily. No podía permitir que mis emociones se salieran de control.

Miré mi dedo anular en mi mano izquierda, ahí estaba un anillo de promesa que intercambiamos Lindsey y yo hace unos años. Lo deslicé por el dedo hasta sacarlo y lo avente al basurero en la esquina de la habitación, al menos ese fue el plan porque fallé. Una lágrima traicionera escapó de mis ojos.

Suspiré abrumado, mi cabeza no me deja descansar.

Me preguntaba qué habría pasado si las cosas fueran diferentes, si no estuviera comprometido, si no hubiera descubierto la traición de Lindsey. Pero no podía permitirme seguir por ese camino. Tenía que ser fuerte y resistir la tentación.

El tiempo pasaba lentamente y mis pensamientos seguían dando vueltas en mi cabeza. La duda y la confusión se mezclaban en un torbellino emocional que amenazaba con arrastrarme. Me sentía perdido y atrapado en un laberinto de sentimientos contradictorios.

Me levanté de la cama con un suspiro resignado. Sabía que no podía seguir torturándome con pensamientos y preguntas sin respuestas. Decidí bajar las escaleras y divisé a Lily, sentada en la silla de la encimera de la cocina, sumida en sus propios pensamientos. Su mirada perdida revelaba una mezcla de curiosidad y quizás preocupación. Me senté frente a ella, tratando de ocultar mis propias inquietudes detrás de una máscara de tranquilidad.

—¿No puedes dormir? —le pregunté, intentando iniciar una conversación casual para distraer mi mente.

Lily levantó la vista hacia mí, sus ojos transmitían una mezcla de sorpresa y alivio al verme. Parecía que también estaba luchando con sus propios demonios internos.

—No, mi mente está un poco agitada. Supongo que el cambio de ambiente y todo lo que ha pasado hoy me tiene pensativa. —respondió con sinceridad, su voz suave y reconfortante.

Asentí comprensivamente, sintiéndome identificado con ella y dándole la razón con la mente aún en los eventos que sucedieron horas atrás. Ambos parecíamos atrapados en un mar de pensamientos y emociones complicadas. No pude evitar sentir cierta conexión con ella en ese momento, como si nuestras almas estuvieran buscando respuestas similares.

—Entiendo cómo te sientes. Ha sido un día intenso para todos nosotros —le dije, tratando de transmitir empatía a través de mi tono de voz. Aun con lo de Lindsey clavado en mi cabeza.

Lily asintió y luego suspiró profundamente. Parecía que tenía algo más en la punta de la lengua, algo que quería compartir pero que tal vez no se atrevía.

—Gerard, ¿puedo preguntarte algo personal? —me dijo, su voz ligeramente temblorosa.

Me sorprendió su pregunta directa, pero asentí con curiosidad. Estábamos en un momento de confianza y apertura, y estaba dispuesto a escucharla.

—Claro, puedes preguntarme lo que quieras —respondí, esperando a ver qué tenía en mente.

Lily tomó aire y me miró a los ojos, buscando valentía para formular su pregunta.

—¿Puedo..— formuló dejando las palabras perderse en el aire, con sus ojos clavados en mí. verla de esa manera me derretía por completo.— llamarte Gee?— terminó soltando una risa risueña.

Acompañé su sonrisa y su melodiosa risa junto con la mía mostrando mis dientes.—Puedes decirme como quieras.—afirmé.

Lily se me quedó viendo un rato con su sonrisa juguetona, pero a los segundo ésta misma se perdió, dando cabida a una expresión más seria.

Vi su mano recostada en medio de la encimera y tenía ganas de volver a sentir ese toque que me produjo electricidad. Hice un ademan de agarrar una servilleta al lado de ella y rozar nuestros dedos pero lo que dijo a continuación me congeló en medio del camino.

—¿Qué es lo que te tiene tan inquieto esta noche? He notado que hay algo en tu mirada, algo que parece pesarte. No quiero ser entrometida, pero... me preocupo por ti... Gee —expresó con dulzura y preocupación genuina.

Sentí un nudo en la garganta al escuchar sus palabras. No esperaba que ella captara mi conflicto interno de esa manera. Era como si pudiera ver a través de la fachada que intentaba mantener.

Bajé la mirada por un momento, sintiéndome vulnerable ante su percepción. Luego, levanté la cabeza y encontré sus ojos, decidido a ser honesto con ella.

—Hmm, tienes razón. Hay algo que me está molestando. Es difícil de explicar, pero... estoy pasando por un momento complicado en mi vida personal. Descubrí una traición en mi relación, y eso me tiene confundido y herido. Duele demasiado pensar que la persona que tanto tú como los que te rodean vieran como tu pareja perfecta...—La voz comenzaba a quebrarse y temblar en mis cuerdas vocales. Y en mi garganta se empezaba a formar un nudo que hacía difícil el habla.— Duele mucho descubrir que eras el único enamorado. Que para la otra persona se le haya hecho tan fácil dejar todos los años y promesas, incluso planes futuros, le hay sido tan fácil derrumbarlos. Estoy tratando de lidiar con esa situación, pero es un proceso difícil —confesé, dejando que la sinceridad fluyera libremente.

Mi mirada por los suelos, con la mano izquiera enmarañada en mi cabello, me estaba dejando ver tan vulnerable pero no importaba, le dejo ese problema al Gerard del futuro.

Lily me miró con compasión y empatía en sus ojos. No dijo nada en ese momento, pero su presencia reconfortante fue suficiente para que sintiera un destello de esperanza en medio de mi tormento interno. Alzó su mano tímida y la puso sobre la mía, aligerando el agarre en mis hedras de cabello. Si antes no pude hacer ese choque elécritco antes, ahora lo sentía. Y se sentía mejor viniendo de ella.

— Tú... ¿cómo estás? Te ves muy perdida en tu mundo.— señalé con una sonrisa que parecía más una mueca.— ¿Problemas con tu novio?

Lily pareció sorprendida por mi pregunta, y una ligera sonrisa se dibujó en su rostro.

—No, no tengo novio. —respondió, frunciendo ligeramente el ceño.

Maldito seas, Frank.

Sentí un alivio instantáneo al escuchar sus palabras. Una parte de mí se había alegrado ante la idea de que Lily estuviera libre de compromisos, aunque no podía permitirme ilusionarme demasiado. Después de todo, todavía estaba lidiando con las heridas causadas por Lindsey.

—Lo siento, fue un malentendido. No debería haber asumido sin preguntar primero —me disculpé, sintiendo una ligera vergüenza por mi "error".

Lily negó con la cabeza y apretó suavemente su propia manga del suéter. Detalle que no pareció desapercibido por mí.

—No te preocupes, Gee. Entiendo que hay malentendidos a veces. Y... sí, estoy pasando por algunas dificultades personales. Pero no quiero abrumarte con mis problemas, tú ya tienes suficiente con lo que estás pasando —respondió, su voz llena de comprensión y dulzura tan típica de ella.

𝘛𝘩𝘦 𝘖𝘯𝘭𝘺 𝘏𝘰𝘱𝘦 𝘍𝘰𝘳 𝘔𝘦 𝘐𝘴 𝘠𝘰𝘶 | 𝘎.𝘞.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora