Bajo el Sol Inclemente

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El sol ardiente del mediodía caía implacable sobre el jardín, haciendo que Ciro se sintiera débil y agotado. Había estado persiguiendo esa hoja durante tanto tiempo que cada paso le costaba un esfuerzo titánico. Su cuerpo resbaloso estaba cubierto de babas y suciedad, pero su determinación seguía intacta.

Justo cuando pensaba que no podría resistir más el calor agobiante, sus ojos saltones se iluminaron al divisar la hoja en el horizonte. El viento caprichoso la había llevado de regreso hacia él. Ciro sintió una oleada de energía renovada y se esforzó por alcanzarla.

Sin embargo, el destino tenía otros planes. Mientras se aproximaba sigilosamente a la hoja, notó con desesperación que esta quedaba cerca del nido de un ave en lo alto de un árbol. El corazón de Ciro latía con fuerza mientras calculaba las posibilidades de éxito. Sabía que debía ser cauteloso si quería obtener su ansiada recompensa.

Con pasos lentos y sigilosos, Ciro se acercó al nido. Estaba tan cerca de alcanzar la hoja que podía saborearla en su imaginación. Extendió su cuerpo viscoso, listo para tomarla con su lengua húmeda. Sin embargo, en un instante de infortunio, el ave despertó y levantó vuelo.

El corazón de Ciro se hundió mientras observaba impotente cómo el ave arrebató la hoja de su alcance. El viento llevaba consigo el sonido de sus alas batiendo, y Ciro sintió una mezcla de frustración y tristeza. Su objetivo se esfumaba una vez más.

Permaneció inmóvil durante un momento, observando cómo el ave se alejaba en el cielo azul. Sentía una sensación de derrota, pero también una renovada determinación. Sabía que debía seguir adelante, enfrentando los desafíos que el destino le presentaba.

Bajo el sol inclemente, Ciro se encontraba cansado y desalentado, pero su espíritu de perseverancia no se quebrantaba. Aprendió una valiosa lección: el camino hacia la hoja no sería fácil ni predecible. Debía estar preparado para superar cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino.

Con el recuerdo del ave llevándose la hoja fresca, Ciro se adentró nuevamente en su travesía. Sabía que había más hojas esperándolo en algún lugar, y estaba decidido a encontrarlas. Con cada desafío superado, se fortalecía y se acercaba un poco más a su objetivo.

Bajo el sol abrasador, Ciro continuó su viaje, con la esperanza de que el viento caprichoso le trajera una nueva oportunidad. A pesar de las dificultades y los contratiempos, su determinación seguía ardiendo como una llama en su interior. La hoja seguía siendo su meta, y no descansaría hasta saborearla en su lengua hambrienta una vez más. 

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⏰ Última actualización: May 23, 2023 ⏰

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