Gaslighting

Capítulo 8

Salir del complejo vacacional le tomó más tiempo de lo que esperaba, aunque tenía una salida directa de la playa a la carretera, y necesitó de cada gramo de concentración para no irse de lado. No quería tropezar y caer, dolería demasiado.

A estas alturas no le importaba mucho verse tan desaliñada, pero agradecía que no pasaran muchos autos en aquella zona. Temía que si alguien se detenía a su lado, pudiera reconocerla y se armara un circo mediático alrededor de su familia.

"Lo arruiné todo, mamá", pensó decaída, saboreando las lágrimas y la sangre con la misma pena. "Tenías razón, tú, papá y Shouto".

Creía que era demasiado tarde para rectificar, se sentía pequeña y patética junto a la carretera, andando como un animal medio atropellado buscando refugio. Pero aún cuando la cruel voz en su cabeza le repetía una y otra vez que todo era su culpa, que hacer caso a las advertencias desde el principio, su instinto de supervivencia la mantuvo en movimiento.

Entonces el recuerdo de su padre, cuidándola cuando era pequeña, vino a ella.

Fuyumi lo recordaba vagamente, fue en el tiempo antes de la llegada de Natsuo que las cosas aún no iban tan mal en casa. Su madre estaba en casa de la abuela, demasiado embarazada para ocuparse de ella y de Touya, así que su padre tuvo que hacerse cargo.

No había sido su intención acaparar la atención, se sintió culpable por arruinar el tiempo padre e hijo de Touya. Pero secretamente también se sintió feliz, incluso si el dolor de la fiebre la tuvo todo tiempo en cama y su padre de todos modos no podía tocarla.

Fuyumi supo todo el tiempo que él estaba ahí con ella, protegiéndola.

Le tomó bastante tiempo encontrar un teléfono público, y ni siquiera recordaba la última vez que usó uno. Sin tarjeta ni monedas, tuvo que marcar por cobrar, corriendo el riesgo de que su padre no aceptara la llamada al tratarse de un número extraño.

Era pasada la medianoche, casi media madrugada en Shizuoka... Y aún así Enji respondió al segundo timbre.

— ¿Hola?

— Papá. —Fuyumi hizo acopio de todo su autocontrol para no soltarse a llorar a todo pulmón, pero el alivio de escuchar la voz de su padre fue abrumador— Necesito que vengas por mí.

Aunque Enji no había dudado en aceptar la llamada, sonaba un poco amodorrado al otro lado de la llamada, confundido por sus palabras.

— ¿Fuyumi? —le pareció que susurraba su nombre a alguien más. Por extraño que fuera, Fuyumi sintió que su alivio se intensificaba al pensar que su madre estaba ahí también. Que por primera vez los tenía a ambos, aún a la distancia—. ¿Qué pasó? ¿Estás bien?

Su garganta estaba seca y dolorida, y había tenido que apoyarse en la caja de metal para no desvanecerse.

Esta vez, no pudo mentirle. Ni a él ni a sí misma.

— No.

El silencio se hizo al otro lado de la línea y por un terrible momento Fuyumi temió que la llamada se hubiera cortado. Sin embargo, unos segundos después escuchó algo de estática y la voz de su padre mucho más despierta y urgente.

— Fuyumi, ¿dónde estás?

Dudó antes de responder. Le parecía que había caminado durante horas, ¿pero cuánto realmente pudo haberse alejado de la playa en su condición?

— No estoy segura —admitió en un hilo de voz, permitiéndose que el miedo fluyera a pesar del cansancio—. V-Vine a Shirahama con Umeko y... Los otros. Pero ella ya se fue.