𝗜 𝗪𝗔𝗡𝗡𝗔 𝗕𝗘 𝗬𝗢𝗨𝗥𝗦 - Tom Kaulitz.

13

Stella mentiría si no se dedico a pensar toda la situación por tres días. Jeremy la había buscado, pero ella simplemente le dijo que necesitaba tiempo.
El anillo que anteriormente decoraba su dedo anular se encontraba ahora guardado en una pequeña cajita de madera, escondida en lo más profundo de su ropero.

—Stella, iremos a comprar comida...—La voz de Danielle se escuchaba tras su puerta.

—Bien, cuídense y manejen con cuidado.—Hablo la chica mientras se acomodaba en su cama para poder dormir.

—Tom llamó, quería saber si estabas bien.—Hablo nuevamente Danielle.

Stella simplemente permaneció en silencio y cerró sus ojos, sumiendose en un profundo sueño.

Tom estaba bastante aburrido, estaba sentado en el sofa de la sala del departamento compartido con sus amigos. Jugaba con su teléfono pero nada sacia su aburrimiento.
—Aaaagh.—Se quejó lanzando su teléfono al sofá contrario.

—Hermano, luces fatal. ¿Haz dormido?—Le pregunto Gustav mientras se acercaba bebiendo una botella de agua.

Tom negó.
—No he podido dormir, ¿cuanto queda para que lancen las preventas?—Pregunto cambiando el tema.

—Mmh, cuatro horas.

Tom se levantó del sofá, caminó hasta la puerta del departamento y tomando su chaqueta y las llaves de su auto, salió del lugar.

No era sorpresa para Tom encontrarse con Jeremy en la entrada del edificio de las chicas. Después de todo, el rubio había regresado con Stella.

—¿Qué haces aquí?—Le pregunto molesto Jeremy. —Quiero que te mantengas lejos de mi novia.

Tom sonrió.
—Es mi amiga después de todo, y mi hermano esta preocupado por ella.—Mintió, en cierta manera. Bill si estaba preocupado pero el que realmente quería saber sobre la chica era él.

Después de que habían acabado con todo lo relacionado al lanzamiento de la canción y album no tenían mucho por lo cual encontrarse.

—Mira, te diré algo solo porque yo ya gané esto. Yo los vi, ese día en el festival chino, vi esa miradita que tenía Stella por ti.—Comenzó a hablar Jeremy.— Y tuve miedo, miedo de perder a Stella, porque después de todo, yo lo amo.

Tom sintió un pequeño nudo en su garganta.

—Stella me miraba de esa misma manera, y yo sé, que ella tiene sentimientos por ti, pero me encargaré de que se olvide de tu existencia.

—Si sabes que ella siente algo por mí, y por ti ya no es igual... porque créeme, ella no se acordaba de ti en ningún momento, ¿por qué no te vas? — Dijo Tom con cierto rastro de furia.

—Ella te quiere, sí. No negaré eso, pero...¿con quién se casará? Ella tiene un anillo de promesa conmigo, no contigo.

Jeremy sonrió burlón.
—Si ella quisiera estar contigo, lo estaría. No esta en casa, salió con las chicas.

Tom tomó el ancensor hasta el piso donde vivían las chicas. Toco la puerta hasta que finalmente vio la cabellera rubia de la chica que tanto le gustaba.

—Antes de que cierres la puerta en mi cara y mi orgullo se desplome más. Yo solo quiero verte, aunque sea solo una vez más, no quiero que mi mente olvide tu rostro y mis oídos tu voz, quiero recordar cada parte de ti antes de que te vayas.

Stella no pudo evitar sonrojarse, aquel playboy del que tanto hablaban estaba frente a ella abriendo su corazón, abriendo su alma.

—Tom, y-yo...

Tom le interrumpió.
—Se que me ilusione rápido, y créeme hasta para mi es asombroso, pero tú... tu sabes que me diste motivos para hacerlo.

Stella lo tomó del brazo, entrándolo al departamento y abrazandolo en ese instante.
—Me gustas.
Confesó, su corazón tenía miedo en decir aquellas palabras, pero estaba decidida en afrontar lo que sea que sucediera.

Todo el miedo que anteriormente pudo haber sentido Tom, se esfumó rápidamente cuando escuchos aquellas palabras.
—No sabes lo feliz que me haces al oírte decir eso...—Dijo Tom apartándose de la chica y yéndole de besos el rostro.—Bill ya no soportaría un minuto más si es que me seguía oyendo sobre lo mucho que me gustabas, creo que me quería dar un golpe ayer pero Georg se lo impidió

—Hay que hablar sobre Georg y Edevanne, ellos dos... ellos tiene algo especial.—Dijo Stella mientras se apartaba del chico y cerraba la puerta.

—Hablaremos de ellos despue, ahora debemos hablar de nosotros, el que haremos. Se que me llegara odio, y se que te llegará odio a ti, pero te prometo Stella, te defenderé hasta que me quede sin voz.

Stella abrazo a Tom, tal vez después de todo ella si merece más de lo que da.