Capítulo 6

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CAROLINA WHITE

Hoy es lunes, han pasado dos días desde la gran borrachera que me puse. Sigo sin recordar lo que pasó, lo cual me esta atormentado, el pensar que le haya dicho algo ridículo a Chris me está torturando.

No he visto a Brown desde que salí huyendo de su casa. Hoy toca clase con la maestra Rose así que lo más seguro es que lo vea. Cuando llegué al instituto fui directo a mi casillero a cambiar mis libros, pero Marie me intercepto en el camino.

-Tenemos que ir al partido de futbol de Liam, el director ha dado permiso para que podamos ir a verlo. Por favor acompáñame, estará jugando tu amado Christian Brown.

Mi corazón se aceleró al oír su nombre, esto de olvidarme de él no era sencillo.

-Christian ya no me gusta.

Ella al igual que Alex soltó una carcajada. ¿Por qué nadie me creía que Chris ya no me gustaba?

-Claro, esa es la mentira más grande que he oído en mi vida.

-Cállate y vayamos al partido.

La tomé de la mano y la guíe a las enormes canchas de futbol. Una parte de mi corazón quiere ver a Chris jugar, debo admitirlo. Lo he visto miles de veces, pero eso no impide que quiera verlo nuevamente. Cuando llegamos nos dimos cuenta que el partido aún no empezaba, los alumnos estaban emocionados y los asientos casi llenos. Caminamos hacia unos asientos libres que estaban en la tercera fila, Alex nos había guardado esos lugares, al parecer Marie le dijo que iríamos.

Los jugadores empezaron a entrar a la cancha, mis ojos comenzaron a buscar a mi chico de cabello lindo, ojos bonitos y sonrisa perfecta. Al no ver ninguna cara conocida supe que eran los jugadores del equipo contrario. Marie me vio mientras observaba a los chicos.

- ¿Carolina White siéndole infiel a Christian Brown? -Soltó una risa.

Entonces los chicos de nuestro equipo entraron a la cancha, mis ojos recorrieron a cada uno de los jugadores buscando a uno en específico. Cuando por fin lo encontré lo miré de pies a cabeza, mi corazón se aceleró cuando nuestras miradas se encontraron, él me sonrió y me guiñó un ojo.

La sangre subió a mis mejillas y entonces supe que esto había sido una mala idea. Mis ojos viajaron por su torso desnudo, no llevaba camisa, lo que alteró aún más mi sistema.

Las chicas que estaban detrás de nosotros gritaron como locas cuando mencionaron el nombre de Christian por altavoces, como buen capitán que era les indicó a los chicos en donde se pusieran.

Vi como Christian se ponía la playera del equipo que Liam le había extendido, me estaba gustando la idea de que jugara sin playera. El partido comenzó, la gente gritaba emocionada cada que Christian tocaba el balón, todos sabían que él es el mejor jugador. Liam le pasó el balón a Chris, el corrió sin lograr que nadie se lo quitara, lo pateo delante de la portería y ...

- ¡GOOOOOOOOOOOOOOOOL! - Todo el mundo gritó emocionado.

Christian festejó su gol y se acercó a las gradas, con sus manos formo una M y después un corazón. Mi corazón se encogió, al parecer mis ilusiones cayeron una vez más. Sus ojos encontraron los míos, pude ver un brillo en ellos y entonces, articuló con sus labios la palabra muñeca.

Muñeca... ¿Christian Brown me acaba de dedicar un gol? No me lo creo, ni en mis mejores sueños habría soñado con esto. Al fin soy visible ante él.

-El jugador número veintiocho le ha dedicado el gol a su chica, quien al parecer lleva el apodo de muñeca- Avisaron por los altavoces.

Marie se giró hacia mí incrédula.

- ¿Muñeca? ¿Ese no es el apodo que tiene para ti?

Asentí con una sonrisa, aún estaba asimilando.

- ¡¿Christian Brown te dedico un gol?!- Gritaron Alex y Marie al unísono.

-Eso...eso creo.

Los gritos de Marie eran de emoción mientras Alex maldecía por debajo, estaba muy molesto.

-Lo único bueno aquí es que ese imbécil ya no te gusta- Dijo Alex un poco más tranquilo.

-Por dios, solo vele la cara de tonta y veras que aún siente cosas por él- Le dijo Marie aún muy emocionada.

El partido continuó, Chris anotó cuatro goles de los cuales uno fue para mí. Liam anotó tres más y gracias a ellos dos pudimos ganarles al equipo contrario con seis puntos más que ellos. Quedamos siete a uno.

Todo el mundo celebraba el triunfo del equipo mientras que yo solo podía pensar en que Christian Brown me dedicó un gol.

Él mi crush, yo su apuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora