Entonces dime —mi padre me observó con cautela —¿Por qué hay personas que no podemos olvidar? ¿Es por nostalgia? ¿Por la simple rutina? ¿Por amor?... ¿Por idealización quizás?... O será, tal vez, que sí existe esa conexión mágica de la que hablan los libros… dime papá, porque si no es así, no entiendo porqué aún no lo he olvidado.