Y un día, otros dedos se entrelazaron con los míos. No sentí lo mismo, claro que no, sin embargo, algo en sus ojos me hizo saber que había llegado a un lugar seguro. Entonces, poco a poquito, un sentimiento de paz se fue acomodando en mí corazón.
Con el pasar del tiempo dejé que me amara y, casi sin pensarlo, me fui desintoxicando de ti.
