Cuando cumplías dieciocho años, las primeras palabras que te diría tu alma gemela se imprimían en tu cuerpo como un tatuaje. La ubicación de la marca dependía de la persona, así como la tinta y caligrafía. La mayoría de personas esperaban con ansías su marca del alma, trasnochando en su cumpleaños para ver las palabras que aparecían en su piel.
Ryusei no sentía esa fascinación por las almas gemelas; era una persona bastante libre, y saber que estaría encadenado a alguien no era una sensación que disfrutara. Así que siempre omitió ese tema, hablando de otra cosa cuando se tocaba el asunto de las almas gemelas.
Sin embargo, cuando cumplió los dieciocho años, miró la ordenada línea de palabras que se formaba en su cadera derecha. Las letras de un color rojo oscuro estaban escritas en una bella caligrafía.
Ryusei se miró en el espejo, alzando las cejas cuando leyó lo que serían las primeras palabras de su alma gemela.
Hola, mi pequeño demonio.
¿Quién diría una frase como esa en la primera interacción? Seguramente su alma gemela sería una persona loca.
Esa fue probablemente la primera vez que Ryusei se interesaba en todo esto de las almas gemelas. Parecía que esa persona sería divertida.
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Fue poco después de eso que fue llamado a Blue Lock, un lugar dirigido por un fideo parlante que buscaba crear al mejor delantero. Era un lugar interesante, siguiendo el lema de la supervivencia del más apto y no el trabajo en equipo. Trescientos delanteros encerrados luchando por sus sueños aseguraba diversión y problemas.
Sin embargo, no todo era bueno, también había personas molestas aquí.
Ryusei abrió los ojos con un bozal en su rostro, amarrado y dejado en una sala como si fuera un perro desobediente. Gritó, obviamente. No se quedaría aquí recibiendo un castigo mientras ese idiota seguramente estaba relajándose en la enfermería. La puerta se abrió en unos pocos momentos y Ryusei entrecerró los ojos para ver a la persona que estaba entrando.
Era un chico, con un rostro dolorosamente familiar y el cabello de color carne. Reconocía a esta persona, era Sae Itoshi, el hermano de esa pequeña mierda conocida como Rin y "la joya de Japón".
"Hola, mi pequeño demonio".
En ese momento todavía tenía las emociones a flor de piel, acababa de pelear con el hermano de este tipo y ahora estaba encerrado aquí, habló antes de procesar las palabras del otro.
"¿Quién demonios eres tú?"
Sae pareció hacer una pequeña pausa antes de seguir contándole sus planes, Ryusei lo encontró interesante, aceptó ir con él ya que eso era libertad.
Fue unos momentos después de ser liberado que recordó la marca en su cadera debido a que estaba ardiendo contra su piel.
Se giró para mirar a Sae, el tipo estaba escribiendo algo en su teléfono sin prestarle atención.
"Itoshi Sae, ¿eres mi alma gemela?"
No lo había registrado correctamente, pero, ¿no acaba de decir este tipo las mismas palabras grabadas en su cadera? ¿Este chico guapo era su loca alma gemela? Uf, parece que tuvo suerte y se llevó el premio gordo.
Sae se congeló solo por un segundo, lo miró con ojos indiferentes y resopló, "En tus sueños, demonio".
¿Por qué estaba enojado de repente?
Ryusei miró al otro volver a su teléfono, no sabía cómo sentirse con este descubrimiento. No era tan mágico como contaban las personas, no había una atracción instantánea y ciertamente no creía querer pasar el resto de sus días con este tipo. Pero era su alma gemela, Ryusei se preguntó qué pensaba Sae de todo este asunto.
