Capítulo 8: El pasado no se destruye, renace

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Luego de la intervención de Sailor Moon en el lugar, Tanaka desapareció. Chibiusa, aunque débil, caminó tan rápido como le fue posible en dirección a ella. Las Inner y Sailor Pluto revisaron los alrededores del gimnasio intentando localizar a quien creó aquel desastre. Mientras tanto, Sailor Saturn buscó con la mirada a su amigo Furukawa, pero él ya no se encontraba allí.

Las voces de Chibiusa y Usagi que se alzaban por encima de las demás, poco a poco silenciaron a todos los allí presentes.

—¡Que no! Y es mi última palabra —gruñó Usagi, y luego soltó un largo suspiro intentando parecer tranquila— Confía en mí, tenemos el entrenamiento y la experiencia necesaria para hacernos cargo de esto ¿Quieres ayudar? Entonces no te pongas en peligro. Ahora mismo estás débil, será mejor que Hotaru y tú vayan a... —miró a Setsuna que se había parado cerca de ella hacía un momento—...casa de Michiru ¿no? ¿ahí se están quedando? —Sailor Pluto asintió— Bien, entonces vayan ya mismo.

—¡No lo entiendes! Helios desaparecerá por completo si no hacemos algo. Tengo que ir.

—Claro que lo entiendo, pero estás herida y débil. Nosotras nos encargaremos de esto, confía en nosotras —insistió Sailor Moon, al mismo tiempo que abrazaba a Chibiusa contra su pecho. Ella por su parte, se aferró con fuerza y comenzó a llorar desconsoladamente.

—¡Aquí quedaron rastros! —alertó Sailor Mercury, en cuclillas junto al marco de una de las ultimas ventanas que daban hacia el exterior del instituto—. Si nos apresuramos podremos dar con él.

—Vayan —ordenó Sailor Pluto dirigiendo la mirada a Hotaru—. Les enviaremos las novedades luego.

Hotaru guardó silencio un momento. Sabía que no podía dejar sola y en ese estado a su amiga, pero tampoco quería dejar escapar al responsable de aquello— De acuerdo —aceptó y le dio la espalda, pero se volvió antes de dar el primer paso—. Nos avisarás si nos necesitas ¿verdad?

—Dudo que Sailor Moon necesite más refuerzos, pero sí. Si es necesario y ella decide que es lo mejor, te avisaré. Vayan a casa de Michiru.



—Hotaru, por favor. Tú tampoco quieres quedarte, tenemos que ir —insistió Chibiusa a pesar de que caminaba apoyada en el hombro de su amiga, quien ya se había quitado el traje de sailor y ahora caminaba junto a ella en busca de un taxi que las llevara a casa de Michiru.

—No puedes luchar en estas condiciones.

Ambas se detuvieron, siguiendo con la mirada una pequeña tira de papel que el viento arrastró hasta sus pies. Hotaru se inclinó un poco para levantarla sin soltar a su amiga. La nota rezaba:

"Sailor Uranus está muerta. Las siguientes serán Neptune y Pluto si no vienes sola".

Y dibujado debajo de la frase había un pequeño plano hecho a mano, bastante desprolijo.

La mano de Hotaru que sostenía la nota, temblaba. Releyó al menos 5 veces hasta que Chibiusa se decidió a hablar— No le creas. Seguro lo dice para que vayas. Setsuna estaba en lo cierto, por alguna razón el enemigo está interesado en ti.

—Si es así, no dejaré que siga dañando a las personas que quiero y mucho menos permitiré que ponga en peligro el mundo —declaró Hotaru mientras apretaba con fuerza la nota en la palma de su mano, volviéndola un bollo.

—Iré contigo, el Cristal de Plata me está ayudando a recuperarme y... Helios usó su Cristal Dorado para ayudarme a despertar. Voy a ir contigo.

Hotaru despegó los labios para responder, pero su expresión delataba lo que estaba por decir, así que Chibiusa se adelantó— Y además, soy tu princesa también. No puedes negarte —agregó con una sonrisa ganadora que hizo sonreír también a su amiga.

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