Capitulo 2: Destino

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  La joven Hotaru regresó del colegio hacia su departamento. Llevaba en la mano una flor que un chico le regaló al salir de la escuela. Normalmente no aceptaba ese tipo de detalles, pero se la habían ofrecido al mismo tiempo que un grupo de chicas pasaba junto a ella. Casualmente, eran algunas de las chicas que solían criticarla sin aparente razón, y quiso demostrarles que no le importaban las criticas de ningún tipo sobre su persona.
Al llegar al departamento revisó el correo en la entrada. Tenía la costumbre de hacerlo ya que ocasionalmente recibía alguna carta de un remitente indeseado y prefería que Setsuna no lo supiera. En efecto, esta era una de esas veces: "Para: Tomoe Hotaru – De: Tenoh Haruka". Soltó un largo suspiro en señal de cansancio, salió a la vereda y tiró la carta dentro de un tacho de basura.

-Disculpa el retraso, por favor. Había un tráfico terrible. – dijo Setsuna mientras se quitaba el abrigo y se acomodaba en el sillón del "Angels Café".
-No te preocupes, tengo tiempo. –respondió Michiru Kaioh sin estar muy segura de que forma tratarla. Hacía un poco más de 5 años que no tenían ningún tipo de contacto. -¿Cómo estás?
-Un poco cansada, tuve demasiado trabajo estas últimas semanas ¿Qué hay de ti?- preguntó Setsuna, más que nada por cortesía.
-Bien, todo va bien -respondió la otra, aunque a Setsuna no se le escapó que había cierta tristeza en sus ojos. No se parecía ni de vista a la joven y famosa violinista que soñaba con conquistar el mundo con su música. Su cabello estaba recogido en un prolijo rodete y su ropa, si bien era limpia y tenía su estilo, parecía algo vieja y no de alguna marca o diseñador importante.
El mozo se acercó y Michiru hizo el pedido para ambas, recordaba bien los gustos de su antigua amiga.
-¿Y cómo está Hotaru? Debe haber crecido mucho – mencionó Michiru probando si podría hablar sobre aquello o si le pondría un límite hasta ahí.
-Ella esta bien, es su último año de escuela. Querías que hablemos sobre lo sucedido hace dos días en el cielo de la ciudad ¿no? –esquivó el tema para no tener que hacerle entender directamente que no pensaba hablar sobre aquello.
Michiru permaneció seria y luego de pensar unos segundos en su respuesta, finalmente contestó -entiendo... ¿Sabes algo al respecto?
Setsuna la observó como estudiándola. No pasó por alto el repentino cambio de actitud de Michiru. Luego de responderle pareció relajarse y algo despreocupada, aquello le molestó. Si Hotaru era su razón para invitarla allí y quitarle tiempo de trabajo, entonces la estaba haciendo perder el tiempo.
-No, no hay ningún tipo de información excepto lo que es obvio. Se trata de una amenaza exterior.

Hotaru intentó abrir la puerta de entrada al edificio, pero se sentía demasiado cansada de repente. Le parecía que no pisaba el suelo y su visión estaba desenfocada.
Una hermosa planta, como una enredadera, comenzó a crecer rápidamente cubriendo la puerta de entrada al edificio. Jamás había visto un espécimen tan bello.
Frente a ella surgió un capullo y se abrió lentamente; con tal delicadeza que Hotaru se sintió totalmente encantada con ella y no podía dejar de verla. Era de color dorado como si fueran de metal. En su interior, las esporas tenían una tonalidad violeta muy intensa que resaltaba a simple vista. Su perfume era algo que jamás había sentido antes, un aroma tan suave y embriagante que sólo quería seguir respirando. Tanta belleza y perfección frente a ella le resultaba hipnótica.

-No podemos darnos el lujo de esperar a que cometan un error para dar con los invasores- comentó Michiru pensativa. Su cabeza la había llevado a recordar lo ocurrido con Neherenia. Habían notado la amenaza cuando ya era demasiado tarde, y ocupadas con otro tipo de problemas, no pudieron ser de ayuda.
-Estoy de acuerdo, pero también cabe la posibilidad de que sólo estuvieran estudiando nuestro planeta. Como dije, no se registraron cambios de ningún tipo en nuestra atmósfera. Y ya que no ha ocurrido nada, quizás no hayan entrado. –opinó Setsuna. No confiaba en sus palabras, pero debía tener en cuenta todas las posibilidades.
-Bien...si aún no hay indicios de nada, sólo nos queda estar alerta –dijo Michiru mientras sacaba de su cartera con disimulo un pequeño frasquito de plástico, del cual tomó una pastilla -¿Viste a Usagi últimamente? –preguntó para desviar un poco su atención, para así evitar que le hiciera alguna pregunta incomoda.

"Princesa..." escuchó Hotaru casi como un susurro en el viento. Estiró su mano hacia la flor, pero entonces la tristeza la invadió. Sintió frío y soledad, recordó su vida antes de saber que era una sailor scout, se dio cuenta de que seguía siendo la misma persona a pesar de los años y los cambios de circunstancias. El dolor que guardaba para si misma en lo profundo de su alma, ahora empezaba a desbordarse.
Se sintió frágil y desprotegida. Lo único que parecía un faro de esperanza en ese momento, era la hermosa flor frente a ella, que ahora parecía haber crecido de tamaño sin que ella se percatara.
"Ven, princesa..." escuchó una vez más. El cansancio le ganaba y sus dedos estaban por rosar las hermosas esporas violáceas.
"TSSSK" se escuchó repentinamente. Y tan rápido como un rayo,la filosa y luciente hoja plateada de una espada, cortó la flor frente a ella.
Hotaru sintió que se desvanecía, su cuerpo helado perdió la fuerza. La planta desapareció al mismo tiempo que un par de brazos fuertes y cálidos la sujetaron.
-¡Hotaru! ¿Estás bien? ¡Hotaru!- escuchó a lo lejos una voz conocida. Le pareció que estaba en medio de un sueño y sus sentidos se iban apagando.
-¿Ha...ruka?- preguntó Hotaru, y finalmente el cansancio le ganó y se durmió.

-Lo mismo digo, fue un gusto verte. Lástima la circunstancia. Adiós- se despedía Setsuna de su acompañante cuando su teléfono sonó. Se sorprendió al ver el número de Hotaru y enseguida atendió -¿Hola? ¿Ya estás en casa?- evitó decir su nombre ya que Michiru estaba a su lado mientras salían del Café.
La expresión de preocupación de Setsuna cambió súbitamente por una de sorpresa al reconocer la voz del otro lado -¡¿Haruka?!- preguntó exaltada y olvidando a quien tenía al lado.
-¿Dónde está Hotaru? ¿Pasó algo?- preguntó casi sin tomar aire. A su lado, Michiru se había se había puesto pálida y se había llevado una mano al pecho.
-Voy para allá inmediatamente. Llévala arriba, es el 8D. Las llaves están en su bolso. Adiós- se despidió Setsuna rápidamente y guardó el teléfono.

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