—. Muchas gracias, señor teniente, no sé qué haríamos sin usted - agradeció el señor Oliever.
—. No es nada, sólo hago mi trabajo - respondí.
El señor y la señora Maldonado saldrían de la ciudad durante un par de días, lo que duren las vacaciones escolares. Alexis no quiso ir con ellos, ya que irían a la casa de unos familiares.
Alexis en secreto me confesó que esas personas eran muy malas con él, sobre todo su tío-abuelo, quién era el padre de la iglesia en aquel pueblo.
Se marcharon y me quedé a solas con Alexis en aquella mansión.
Nada cambiaría.
Los primeros dos días eran monótonos.
Acompañaba a Alexis a la biblioteca y nos regresábamos a cenar.
Paseabamos con los caballos y comíamos en el prado junto al lago.
—. ¿Te gustan los patos? - pregunté burlón, viendo como Alexis les daba migas de pan.
—. Claro, son lindos - respondió sonriente, sonrisa que se borró cuando un pato le robo el pan entero de la mano.
—. Parece que ellos no piensan lo mismo de ti - me burlé.
Él hizo un mohín, frunciendo sus labios, pareciendo un pato. Me mordí el labio inferior, sonriéndole con sorna.
Él desvió de inmediato la mirada.
—. Ahora pareces uno - volví a burlarme, viendo su puchero molesto.
—. Cállate - dijo, empujándome levemente.
Sonreí.
Tomé su mano y lo jale para que cayera al suelo conmigo, llenando sus finas prendas con pasto.
—. No me provoque, teniente - dijo, poniendo sus manos frente a mí como una señal de "alto" —. Puedo ser pacífico, pero sé pelear.
—. Demuestrame - desafié.
Alexis se levantó del suelo y posó extrañamente.
Con una señal de manos me indico que me acercara.
Intento golpearme, pero detuve su movimiento y lo jale, metiendo mi pie entre los suyos y tirándolo al suelo.
—. N-no es justo - dijo.
—. La vida no es justa - respondí.
Alexis volvió a hacer un mohín.
Sonreí y me senté a su lado.
—. Patito - le dije, burlón.
Un sonroso nació en su rostro, seguro de vergüenza.
—. Oso - me respondió.
Lo miré inquisitivo, bastante curioso.
—. ¿Por qué? - pregunté.
Él se sentó, acercando su rostro al mío.
Bastante cerca, podía sentir su respiración.
—. Porque eres grande, duermes mucho y eres un salvaje - respondió.
Sonreír burlón.
—. ¿Soy salvaje? - pregunté, con una sonrisa.
El sonroso volvió a nacer en su rostro, asintió como respuesta.
—. Entonces, tú serías mi presa - respondí, desviando mi mirada de sus ojos a sus labios y volviendo a sus ojos casi de inmediato.
Se separó, parándose de golpe.
ESTÁS LEYENDO
Sunflower - Spreeckity
FanfictionLa frase es el alma del pensamiento; con una frase se hiere y hasta se mata. Durante largo tiempo se recuerda y se repite - Álvaro de Figueroa y Torres. Nadie tiene dominio sobre el amor, pero el amor domina todas las cosas. Alexis es el hijo de u...