Bailando solo.

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       La cafetería estaba vacía para cuando Henry y William llegaron. Nadie trabajaba dentro de la pizzería los lunes, pues era el día de control para los dueños. Llegaban a determinada hora de la tarde, previamente arreglada entre ellos, siendo esta por lo general las cuatro o cinco; de ahí se dedicaban a analizar en detalle las luces del escenario, los parlantes y radios, las máquinas arcade..., y sobretodo a los animatrónicos. Ellos mismos se cercioraban de que estuviese todo en orden, ahorrándose dinero en mano de obra. Además, William era muy celoso de los robots. Nunca le gustó que alguna persona ajena a él o Henry los manipulase; le gustaba tener el control sobre esos asuntos en cada momento. "Yo los creé, evidentemente sé arreglarlos. No voy a sacar un solo dólar de mi billetera para que un extraño meta sus manos en los disfraces", dijo una vez a su socio.

       Y es que tampoco habían demasiados robots para inspeccionar. La atracción del local eran el conejo y el oso amarillos: Spring Bonnie y Fredbear, respectivamente. Solamente contrataban empleados para manipular los robots en ocasiones particulares, como cuando se veían ahogados por todo el trabajo o papeleo a rellenar, o debían vigilar que los niños no se metiesen en lugares que no debían. Henry no estaba tan de acuerdo en dicho recorte de personal, pero William es un hombre tacaño, difícil de convencer. Sin embargo, todavía no le reprochaba demasiado: después de todo, la compañía iba bien. Afton podía mantener una familia de cinco integrantes, y Emily una de tres. Era imposible poder quejarse, siendo que el dinero no les faltaba. Seguramente esa misma avaricia de su compañero era lo que los mantenía a flote.

        —Se supone que te tomarías un mes de descanso —Henry rompió el hielo, apoyando sobre la mesa el tupper de comida que se había traído desde su casa—. Mínimo un mes. Lo dijo tu médico.

       William suspira, revisando su billetera en busca de cambio. Él no había llevado nada para almorzar esta vez. No tuvo tiempo de recoger la comida, pues había discutido de forma feroz con Clara. Ella estaba harta, sí, pero no había mencionado el asunto del divorcio como él le aseguró a Henry hace cinco minutos. Dentro de su casa volaban vasos y platos; los niños lloraban y Michael gritaba para que se detuviesen. Esta vez, la discusión había comenzado por culpa de William, quien se había olvidado por completo de recoger a Evan y Elizabeth de la escuela. Estaba demasiado enfocado en su trabajo,  trazando los planos para uno de sus nuevos proyectos robóticos, uno de los varios que tenía. No pudo terminar, ya que la puerta de su depósito se abrió de par en par, y Clara ya había comenzado a gritar. "¡¿Te olvidaste de los niños?!"
       La discusión siguió luego de que William recogió a sus hijos, una hora más tarde de lo debido. Clara chispeaba de la rabia y no se contuvo en lo absoluto, lanzándole cubiertos y platos por la cabeza a su marido. 

       Afton no podía esperar a que las lobotomías volviesen a ser legales.

        —No pueden alejarme de mi trabajo durante tanto tiempo. Además, las facturas del hospital me vaciaron el bolsillo, casi —William hace una mueca—. ¿Me vas a decir que también voy a tener que pagarle a un papanatas para que baile y haga piruetas dentro de mi disfraz? Parece que me quieres ver en bancarrota, Hen.

       Henry rueda los ojos. La respuesta a semejante bobada era simple.

      —Prefiero pagarle a un chico para que sea Spring Bonnie unas semanas, antes que tener que llevarle flores a una tumba con tu nombre. 

      —Vas a tener que visitar esa tumba de todos modos si no paso un tiempo fuera de casa. El ambiente ahí es exasperante, sabes que estar en el traje de conejo me distrae.

      —No puedes escapar de tus problemas trabajando —el hombre se lleva un pedazo del almuerzo a la boca, mirando hacia abajo con melancolía—. Y mira quién te lo dice. 

Hanahaki [Willry | Helliam]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora