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Ve.

Mira el mundo y date cuenta de lo que te rodea.

Izuku siempre miraba el mundo como un paraíso, al menos así lo mira siempre y cuando no reciba una visita no deseada cómo está.

— ¿Qué se te ofrece...su alteza?

Dice con claro desprecio la última palabra sabiendo que no era su rey, ni siquiera era del infierno ese individuo.

— estás en mi área — dice el ángel — no te acerques a los jóvenes y llevaremos la fiesta en paz.

Izuku rodó los ojos con fastidio mientras asentía dándole la razón.

— ni que hablarles fuera un delito.

— no, pero los confundes.

— la curiosidad es parte de su naturaleza.

— y el protegerlos es nuestro trabajo.

Izuku lo mira con desaprobación — protegerlos — susurra.

— sí, los protegemos.

Izuku asiente y deja el tema ahí. Esta cansado de llevar la contraria siempre, da como razón a lo que escucha pero no está de acuerdo con esas palabras.

Deja que el ángel se aleje de su lugar feliz para por fin disfrutar su soledad, el aroma a joven está cerca debido a la hora. Es hora de salida así que tiene que apresurarse para llegar a su calle.

Tiene fe en encontrarse otra vez con él.


.

.

.

Izuku espero en el mismo lugar que el día anterior, se volvió un lugar de encuentro y paz. Esperaba que Bakugo viniera a hacerle compañía en el día porque era agradable.
Un humano que no lo desea como el resto.
Que mejor forma de esperar que comiendo cómoda chatarra sin importarle su salud porque era claro que no se iba a enfermar. Nada como sopa instantánea, chocolates, papas fritas, pizza y quien sabe que más cosas con tal de combinar sabores.

Aunque el dulzor del momento fue apagado por la preocupación al ver la hora y saber que Bakugo no estaba presente.

Aún así esperó.

Una hora más y por fin llegó, en mal estado pero llegó.

— di que te vez de la mierda.

— mierda es lo que paras comiendo.

Izuku le miró indignado por eso, su comida era sagrada; y bueno, no podían culparlo. Era un tentación del infierno al fin y al cabo.

Bakugo miraba con desaprobación lo que se metía en la boca más no dijo nada, aún tenía el cuerpo adolorido por meterse en una pelea con un grupo que defendía a Mineta. Igual logro romper su celular junto a la billetera de su compañero.

— ¿Quieres que te cure?

Bakugo lo miro confundido y Izuku rodó los ojos por eso.

— di quieres que atienda tus heridas, realmente das pena ajena así — dice divertido — parece que quieres estar en Halloween en pleno julio.

Sus carcajadas, llenas de broma inocente se le grabó en la memoria. Izuku tenía una sonrisa hermosa a sus ojos.

— bien.

Izuku le mira, se levanta y le extiende su mano para que la sostenga. Él acepta y en una fe ciega deja que ella lo arrastre al final de los callejones hasta subir por unas escaleras.

El sitio de miraba de mal estado por fuera, estaba viejo y sucio pero por dentro era diferente. Al menos después de terminar de subir esas infernales escaleras que parecían trampa mortal.
El piso de ella era el último, espacioso y totalmente pintado de blanco con líneas negras en los bordes de abajo sobre el suelo pero lo que le llamaba la atención era que solo tenía una cocina pequeña, una pequeña nevera, su cama y un estante de libros con solo un par de libros.

Su ropa estaba doblada sobre el suelo y tenía una habitación totalmente vacía.

—¿Te acabas de mudar?

Izuku volteó a verlo — no — respondió.

Bakugo vio como se sentó en el suelo y la imitó.

— hace ya un tiempo vivo aquí — su voz había bajado y le daba un aspecto más inocente — pero el trabajo me quita tiempo.

En silencio Izuku va limpiando la herida que tiene Bakugo en el labio y también el golpe que tiene en su pómulo.
Era un silencio acogedor, Bakugo no recordaba el tacto de una mano tan amable sobre su cuerpo era claro que iba a recordar la suavidad de esos dedos por el resto de su vida.
El ruido de su estómago hambriento rompe el cálido silencio y mientras Izuku termina de poner las últimas gasas mira su cocina lamentando no tener nada para invitarle.

— me prestas tu cocina.

Izuku asiente y solo se dedica a observar como saca ingredientes de su mochila.
Era un deleite ver cómo cortaba las verduras con precisión mientras feria quien sabe que cosa pero lo más increíble era ver cómo las verduras ahora se veían comestibles.

Debería invitarlo siempre a su casa para que le prepare la comida.
Al cabo de media hora ya tenía la comida hecha y lo mejor es que había cocinado para él también y lo malo es que ya tenía el estómago lleno de lo que había tragado.

Bakugo se había esmerado en preparar el mejor katsudon sin picante, no sabía si Izuku lo toleraba pero trato de darle una buena presentación al platillo.
Notando la mirada en el plato y en su persona como si fuera algo para no creer.

La primera vez que Izuku quería que un humano se quedará para siempre con él. Porque Bakugo no buscaba su cuerpo, él buscaba su calma.

El timbre sonó.

Bakugo y Izuku se miraron sin comprender.

Y cuando la chica abrió la puerta otra vez vio a quien menos quería ver ese día y ese momento.

— creí haberte dejado una advertencia cuando te visite en la mañana.

La puerta se abrió por completo, Bakugo la había abierto cuando reconoció esa voz molesta.

— Enjiro — saludo Bakugo molesto.

Izuku los miro, noto el nerviosismo de Kirishima y también la furia de Bakugo y comenzó a atar cabos y sonrió sin que nadie lo notará.

Era lo más interesante que le había pasado en esos cincuenta años en el mundo humano.

...

Ayer iba a actualizar pero me perdí en busca de nueva droga para mi vida jsjsjsjs

Encontré una pastelería que ufffff. Me cuesta el salado de la semana pero vale la puta pena jsjsjs

Los amo.
Mañana los veo en deseos oscuros.

crónicas de un demonio deprimidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora