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Mingyu se sentía solo, especialmente este sábado porque estaba libre, ninguno de sus amigos tenía tiempo para él hoy. Minghao estaba celebrando su mesiversario con Vernon, Cheol se había ido a visitar a sus papás con Jeonghan. Seokmin tenía una importante comida con su casi sugar daddy Joshua y ¿él? Se sentía solo como un perro.

Quizá era culpa de Mingyu estar soltero, tenía estándares altos en todo; si había alguien que le gustaba físicamente, cuando lo conocía mejor terminaba por decepcionarse, para él, la personalidad de la gente también era importante. Y es por esto que él no era alguien superficial, en su última relación estuvo con un chico a quien amó profundamente, pero todos sus amigos y familiares le decían: "Mingyu, ese chico es muy feo para ti, deberías buscarte a alguien mejor".

Pero Gyu no hizo caso porque a él no le importaba para nada cómo se veía; amaba más bien cómo lo trataba y todas las cosas que tenían en común,  pero ¿qué pasó después? Pues el "bastardo feo" como lo llamaban todos le fue infiel. Así como lo veían, poco agraciado y todo pero estaba acostándose con alguien más y desde entonces Gyu no quiso salir con otra persona.

De todas formas decidió salir de casa aunque le daba vergüenza andar solo por ahí, también pensaba que si se quedaba en casa iba a ser un desperdicio. El día estaba soleado y perfecto para él, el sol iluminaría su piel y se broncearía un poco más, llevaba su cámara para fotografiar cualquier cosa que se le atravesara.

Había mucha gente en el parque pero nada especial o realmente fascinante para él, Gyu compró una paleta del señor de los helados y se sentó en una banca para comerla. El sol golpeaba fuerte, pero a él le gustaba así.

Fue entonces cuando alguien se atravesó en su vista, aunque el pobre hombre iba corriendo a toda velocidad siendo arrastrado por la correa de su perro, para Mingyu todo pasó en cámara lenta.

Un hombre muy delgado y con la tez tan blanca que hacía contraste con su cabello negro como el carbón, tenía pestañas largas y bonitas que se escondían un poco detrás de sus anteojos, su nariz era perfecta y sus labios rosados y rellenos; eres alto, quizá tan alto como Gyu y estaba esforzándose por sostener la correa de su perro y por la fuerza aplicada resaltaban las venas en su mano.

La correa que llevaba era morada y su perrito en realidad era un tierno cockapoo quizá 10 veces más pequeño que su dueño pero aún así jalándolo con fuerza, por un momento Mingyu quedó hechizado por aquel hombre y luego temió por el perrito que corría tan desesperado

Gyu se paró de su lugar. - ¡Oye! ¿Qué pasa? ¿Estás robando este perro? - Le pregunta al hombre más hermoso que había visto mientras se coloca frente a él y el perrito que lo obligaba a correr.

El hombre frunce el ceño. - No, no lo estoy robando y no es perro, es una hembra. Pero me odia. - Y como si esa fuera su señal, la pequeña cockapoo le gruñe a su dueño.

- Tranquila. - Dice Mingyu que se agacha y sin miedo acerca su mano a la perrita, ella se derrite ante su toque y de hecho se calma. Esta es una habilidad especial de Gyu, todos los perritos en el mundo lo adoran.

Mingyu se toma la libertad y mira a la placa en el collar de la cockapoo, "Seol" dice en el frente.

- ¡Oh! ¿Cómo hiciste eso? ¿Puedes enseñarme? - Pregunta el dueño de Seol mientras se agacha para estar a la misma altura que su mascota y que Mingyu y cuando este alza la mirada y conecta con los ojos del hombre, casi se desmaya. Es tan guapo, tan hermoso, tan perfecto y la boca se le seca a Mingyu.

- Yo... Soy psicólogo de perros. - Dice Gyu sin pensar y tampoco despega la mirada de los ojos del otro hombre.

- ¿Eso existe? - Le responde el hombre casi burlándose, pero en cuanto termina de hablar, Seol le ladra y lo asusta.

Psicólogo de Perros (Meanie-Minwon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora