3.

128 25 0
                                    

Al siguiente día en la mañana había decidido que para hacer esto necesitaba unos días libres. Ocupar mis vacaciones no era una buena idea porque no las desperdiciaría en algo así. Aparte, si esto era un brote psicótico quizás Jeongin me ayudaría en su consulta, aunque no tenía idea cómo es que podría darse cuenta y, la verdad, comenzaba a dudar que estuviera teniendo uno, ya que el hombre que caminaba a mi lado se veía lo suficientemente real y hasta Kkami lo reconocía.

Tomamos el autobús que afortunadamente estaba vacío; Minho decía que cuando alguien se ponía en el mismo lugar que él podían pasar dos cosas: esa persona lo absorbía y podía poseerla durante algunos minutos sin querer o se ponía a devolver todo lo que había comido en los últimos días. Según él dependía de si podía poseer o no a la persona, porque en algún momento lo había intentado.

-Estar muerto te da tiempo a muchas cosas, entre ellas investigaciones científicas -aseguró.

Bufé. Agradecía los audífonos inalámbricos, mientras los tenía puestos no me veía como un loco caminando y hablando solo, a pesar de que estaban apagados. Minho decía que de todas formas parecía un idiota, porque para él "nadie notaría que los tenía".

-Al menos te ves como un idiota lindo -se encogió de hombros.

-Aquí es -respondí, mirando el edificio frente a mí.

-Tienes un amigo doctor, qué conveniente.

-Cállate -murmuré-. Es conveniente para ti.

Conocía a Jeongin desde que éramos pequeños, cuando debí vivir con mi madre en Busan en el tiempo que mis padres estuvieron separados. Era dos años mayor que yo así que iba un curso más arriba, sin embargo, las niñas de mi clase siempre hablaban de él o lo miraban a escondidas, hablando de lo lindos que eran sus ojos de zorro o sus hoyuelos y yo no demoré mucho en caer también por ellos y por todo el conjunto que era Jeongin.

Habíamos estudiado en la misma universidad y, ya que su carrera era más larga, nos habíamos recibido al mismo tiempo. Incluso había vivido en mi casa para no ir a las residencias estudiantiles. Mi madre lo había aceptado con gusto, era el zorrito que llenaba un poco el vacío en el nido. Y fue compañero y amigo de Yongbok cuando estuvimos en Busan, por lo que le tenía bastante afecto.

La recepcionista me sonrió y miró a mi lado con la misma sonrisa. Sentí a Minho tirarme la sudadera un par de veces y cuando lo observé tenía la misma sonrisa, pero con las comisuras más estiradas, ladeando la cabeza como si me indicara algo. Preferí ignorarlo y me dediqué a la mujer que tenía en frente, pidiéndole que le avisara a Jeongin que ya había llegado. Le había avisado ayer por la noche que necesitaba verlo urgente y me dijo que tenía una hora vacía en la mañana a la que podía acudir.

Después de que la chica tecleara algunas cosas, asintiera y llamara por teléfono, me indicó que subiera al tercer piso y que en la consulta siete estaría mi amigo. Agradecí e hice una pequeña reverencia, a lo que Minho me siguió.

-Oh, olvidé mencionarle al doctor que venía con un acompañante, ¿necesita que entre con usted?

-¿Perdón? -pregunté, girando lento a mirar a la recepcionista.

-No hay problema, esperaré afuera -respondió el castaño-. Gracias.

Pasó por mi lado y volteó a mirarme con una expresión de "te lo dije". Mi rostro por el contrario reflejaba que yo no entendía nada, sin embargo, lo dejé pasar hasta que una vez en el elevador pude mirarlo más fijamente, comenzando a comprender.

-Intenté hacerte ver que la chica podía verme -bufó-. Usualmente no pasa porque no dejo que pase, pero estaba distraído.

-¿Entonces todos te vieron? ¿Innie te verá? -murmuré alarmado.

They Can't See Me~ [Hyunho]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora