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Luego de la intervención de Seungmin paseamos un rato más por la feria. Las luces por doquier eran cautivadoras y más de una vez había capturado la mirada ilusionada de Minho mirándolas. Era algo que definitivamente debería pintar. Sus ojos brillaban con cada una de ellas y pronto se posaron en uno de los juegos que requerían habilidades mínimas de puntería para conseguir un peluche.

-¿Quieres uno? -pregunté, captando su atención.

Devolvió su mirada a la pequeña niña que recibía el unicornio y lo abrazaba con fuerza, agradeciéndole a su hermana mayor. Cuando giró otra vez en mi dirección ladeó la cabeza y asintió. Sonreí por el acto y le indiqué con un gesto que me siguiera. Compré el ticket y pronto uno de los espacios para lanzar las pelotas se desocupó, así que me acomodé dispuesto a ganar algún premio.

Unos minutos después me encontraba completamente frustrado y con bastante menos dinero en la billetera. La mirada burlona de Minho solo hacía que quisiera gastar otro billete en un nuevo intento, pero si lo hacía probablemente no conseguiría nada.

-Esas cosas son imposibles -gruñí.

-A los niños parece facilitárseles -murmuró el castaño, observando a un pequeño hacer tres puntos de una sola vez.

Por mi parte solo bufé y rodé los ojos, alejándome. Me senté en una de las bancas que rodeaban el parque y me derretí en ella con molestia. Sentía la nariz completamente congelada, así que junté las manos y las froté buscando un poco de calor, para luego llevarlas allí, esperando que lo transmitieran a la zona.

Ya no quedaba mucho por hacer y no sabía si venir había ayudado en algo a recobrar las memorias de Minho, así que lo busqué con la mirada, pensando en irnos. Sin embargo, el fantasma había desaparecido, así que fruncí el ceño confundido, acomodándome en el filo de la banca para escudriñar entre las personas en busca de su cabeza castaña. Cuando por fin lo divisé me miró a los ojos y me indicó que lo siguiera detrás del puesto de tiro al blanco, así que me puse de pie y lo seguí, intentando maquinar qué querría hacer esta vez.

-Mira lo que conseguí -dijo, apenas llegué.

Entre sus manos había un lindo osito de color marrón, con un corazón entre sus patas. Era el típico peluche de San Valentín, pero llevaba una flor en la nariz y el corazón no tenía la inscripción usual de "Te amo".

-¿De dónde sacaste eso? -pregunté, mirando en todas direcciones, con el temor de que alguien pudiera ver el peluche flotante.

-Tengo mis técnicas -sonrió el castaño.

-Minho -llamé, esperando que me explicara mejor.

-No puedo jugar por ti para ganarlo, honey -hizo un puchero-. Pero lo saqué sin que nadie me viera... No me mires así, no tengo otra forma y gastaste suficiente como para pagar tres de estos -se excusó, cambiando su semblante.

Una sonrisa involuntaria se asomó en mis labios mientras Minho me acercaba el oso.

-¿No te gusta?

-Minho, yo estaba jugando porque tú querías uno -murmuré, ladeando el oso para mirar al castaño.

-¿Hay una diferencia? Cuando me vaya tú te quedarás con él.

El nudo que se formó en mi garganta me obligó a ocultarme otra vez detrás del peluche, fingiendo que lo observaba con detenimiento.

-Supongo -susurré, luchando contra mi voz quebrada-. ¿Te gusta a ti?

-Me gusta la flor que tiene en la punta de su nariz, si fueras un oso serías ese, honey.

El fantasma se asomó por el costado del juguete y nuestras miradas se encontraron, estaba seguro que mis ojos debían estar cristalinos, pero esperaba que la oscuridad que producía mi sombra pudiera camuflarlos bien.

They Can't See Me~ [Hyunho]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora