3. ENCUENTRO SALVAJE

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¡Demonios! Pensé por centésima vez en la última hora. Corri por los pasillos apenas iluminados del ahora edificio vacío; llevaba los materiales para la presentación entre mis brazos, eche un vistazo a mi reloj, eran las siete veinte ¿Es que acaso nada le saldría bien hoy? Iba veinte minutos tarde y con lo que el señor Jeon odia a la gente impuntual. De hecho: tarde es una palabra que no está en su vocabulario, ni corazón, bondad, compasión o gracias.

—Respira Jimin, él puede oler tu miedo —me anime en voz alta.

Cuando me acerqué a la sala de conferencias, trate inútilmente de controlar mi estrés, tal vez el también se hubiera retrasado, pensé tontamente para consolarme como si eso fuera posible, no había duda de que él ya estaba esperándome. Con mucho cuidado intente alisar mi pelo y ropa, aún con el bonche de documentos en mis brazos, inhale profundo y llamé a la puerta.

—Entré —se escucho, extrañamente no se escuchaba enojado, abrí la puerta y di un paso dentro, y confirme que su expresión no era de enojo, era mucho pero, parecía aburrido, cansado de esperar.

Enderece mis hombros e ingresé a la sala, había un enorme ventanal de pared a techo con una vista increíble de la ciudad ahora iluminada por cientos de luces, al centro había un gran escritorio de madera con sillas a los costados para cuando había grandes reuniones de negocios, y en el lugar de honor sentado se encontraba mi muy atractivo y endemoniado jefe.

Su saco estaba colgado en el respaldo de la silla donde estaba sentado, su corbata la tenía aflojada y las mangas de la camisa enrolladas hasta los codos. Y en sus ojos negros una mirada de hastío acentuaba su cara perfecta.

—Disculpe señor —comence a hablar con voz vacilante por los nervios — hubo un problema con… —me detuve, las excusas no ayudarian en mi situación.

Con mi recién descubierta valentía camine hasta el escritorio con paso decidido y me coloque a su lado y dejé los documentos frente a él.

—¿Está listo para comenzar… señor? — pregunté sin tratar de esconder el veneno en mi voz.

El señor Jeon alzó la vista sin responder, esto sería mucho más fácil sino fuera tan jodidamente sexy. Me odie una vez más por notar su atractivo, él señalo con su mano los documentos autorizandome a comenzar. Limpie mi garganta e inicie mi presentación, meinclone sobre la mesa, estaba señalando un juego de fotografías cuando un escalofrío me recorrió el cuerpo y la voz se me congelo.

—La compañía puede hacer que el modelo haga…

No alcance a terminar la oración cuando su mano rozó mi espalda antes de deslizarse hacia abajo y detenerse en mi trasero. Contuve la respiración, me congelé, un millón de pensamientos pasaron con gran velocidad por mi mente en aquel instante.

El calor de su mano quemaba sobre mi pantalón, podía sentir la temperatura abrasadora en mi piel. Cada muscular de mi cuerpo se tensó y una corriente eléctrica me recorrió por completo. Mi cerebro grita que quitará su mano, pero mi boca se negaba a emitir algún sonido, mientras su mano masajeaba mi trasero, causando que mi miembro comenzará a despertar, yo solo apreté la mandíbula en respuesta y solté el aire que estaba reteniendo, sentía mi corazón palpitar acelerado dentro de mi pecho.

Al menos un minuto tuvo que haber pasado sin que ninguno de los dos dijera nada, nuestras respiraciones eran lo único que se escuchaba.

—Voltéese —ordeno con voz ronca pero tranquila, rompiendo el silencio.

Cerré los ojos, enderece mi cuerpo y de manera lenta me di la vuelta, su mano se movió conmigo deslizándose por mi cadera. Busque sus ojos y él me correspondió la mirada, de nuevo el silencio  os envolvió, ví su pecho hincharse y vaciarse al respirar pesadamente, cada sino de sus alimentos eraas pesado que el anterior. Su pulgar comenzó a moverse despacio, deslizándose al rededor de mi cintura, su mirada no se aparto ni un segundo de la mía.

เจ้านายแห่งนรก ★Boss of hell ★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora