Jimin odia a su nuevo jefe, el tipo es un idiota con todos pero sobretodo con él, y por eso le molesta la fuerte atracción que siente hacia ese hombre.
Jungkook es el CEO de una empresa de publicidad y su asistente lo está volviendo loco de deseo, a...
Aún no entiendo qué me pasa con Jimin, simplemente no puedo sacarlo de mi cabeza y puedo jurar que aún tengo el sabor de su boca en la mía. Cobardemente decidí poner un muro entre los dos, al día siguiente de haberlo besado en mi oficina opté por no ir a trabajar y aunque un día después sí fuí lo evité en lo posible.
Se que estaba actuando como un niño pero los sentimientos y emociones que él me provoca me aterran, ya una vez una persona me hizo sentir de la misma manera y solo termine lastimado, no pensaba permitir que algo así volviera a suceder. Aún así aquí estoy parado a un lado de él en la exposición de mi hermano, pensando en la manera de llevarlo a mi cama y volverlo a escuchar gemir y gritar mi nombre.
Cuando lo ví llegar no lo podía creer, la exposición era un evento al que solo se ingresaba con invitación, y saber que era amigo de Taehyung me hizo sonreír ante semejante casualidad. Se veía realmente increíble con ese traje que me permitía apreciar a la perfección ese precioso culo que tiene.
Me molestó verlo con el tipo ese de la empresa, pero cuando ví a mi hermano llevárselo entrelazando su brazo con el suyo, mi antipatía disminuyó un poco, aunque no me agradaba mucho que mi hermano se enredará con él, ahora tenía algo menos de que preocuparse y si jugaba bien mis cartas tal vez pudiera pasar una noche más que satisfactoria con Jimin.
—Y dime Jimin ¿desde hace cuánto que conoces a mi hermano?
—Desde hace algunos años. Y desde que lo ví me cayó muy bien, es un ser humano precioso, lamente dejar de verlo cuando volvió para acá, pero cuando yo también vine a vivir acá me alegro mucho retomar la amistad y es de los pocos amigos que tengo aquí.
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Jimin
Aunque la plática era casual y nada fuera de lo común, mis nervios estaban a flor de piel, Jeon Jungkook me ponía demasiado ansioso.
—¿Por qué estás tan nervioso? No has parado de jugar con tus manos desde que nos encontramos.
—Eh… no, no estoy nervioso, solo que me incómoda estar hablando con usted cosas que no sean de trabajo —respondí torpemente.
Lo ví enarcar una de sus perfectas cejas evidenciando la incredulidad de mis palabras, que hasta cierto punto eran ridículas.
—Ya veo, pero no esperarás que hablemos de trabajo en estos momentos, ¿o si?
—No claro que no, pero me siento raro eso es todo.
—Tranquilo, después de todo no muerdo… —dijo mientras me regalaba una de esas sonrisas altaneras que tanto me molestaban y excitaban de igual manera —... a menos que tú quieras.
Sentí mi cara arder por su comentario y puedo jurar que me convertí en un tómate, mientras la sorpresa se expresa en mis ojos.
—Se… señor creo que lo mejor será que me vaya, iré a buscar a Tae y Hobi —dije tratando de huir de ahí antes de que cometiera una locura.
