—Calla, déjame trabajar.
—Trabajas muuyyyy lento —se quejó don perfecto.
—Ya me gustaría verte a ti intentando hackear algo con la nuez que tienes por cerebro.
Llevaba más de diez minutos acostada en el sofá del living, con el portátil en el regazo, intentando acceder a las redes sociales del idiota. Ya me estaban ardiendo los ojos de tanto ver la pantalla y los dedos se me acalambraban de tanto escribir.
A este ritmo tendré que comenzar a usar lentes.
Por supuesto que no podía trabajar sola y en paz. El energúmeno que tengo por hermano no tenía nada mejor que hacer aparentemente, y había decidido emplear su tiempo libre en joderme a mí.
Aún con la mirada fija en mi ordenador, oí el bufido de Max a mis espaldas.
Ahora resulta que tiene complejo de toro.
—Era el mejor promedio de mi clase, ¿recuerdas? —Puse los ojos en blanco, solo le faltaba sacar pecho cual pavo real. Sí, a ese nivel de presumido había llegado—. Además, llevas como más de una hora tecleando en ese aparato y aún no has encontrado nada...
Justo en el instante en el que mi hermano mayor estaba a punto de volver a lanzar otra queja, la página de Instagram terminó de cargar y el perfil apareció frente a mis ojos. Hice click en la última publicación que aparecía en su feed. De no ser porque ya lo había adivinado, me habría sorprendido bastante. Su cuerpo estaba repleto de tinta, tenía un tatuaje de una flor en el pectoral izquierdo, otro de la cara de un león se extendía a lo largo de su brazo derecho, desde el comienzo del hombro hasta el codo.
Seguro que también tiene en la espalda o en las piern...
¡Espera un segundo! ¡¿Por qué estoy siquiera pensando en esto?!
Salí de ahí y me puse a revisar sus mensajes. Hice una mueca de asco al leer las conversaciones, había hasta fotos y no del rostro precisamente. Juro que me entraron arcadas y estuve a punto de correr al baño para vomitar, ¿qué podía tener de atractivo un ser tan repugnante como ese?
Oh, vamos.
¿Qué?
Es irritante, sí, pero debes admitir que también es muuyyy guapo.
Se te zafó un tornillo, ¿cierto?
Ajá, ajá. Niégalo todo lo que quieras, pero sabes que tengo razón.
Lo único que sé es que tanta cafeína comenzó a afectarte y ya estás perdiendo la poca cordura que te queda.
La charla mental que estaba teniendo con mi consciencia se vio interrumpida cuando sentí el aliento de alguien en mi cuello, mi primera reacción fue asustarme, lo que provocó que casi sufra un infarto, pero me alcanzó con mirar por el rabillo del ojo para tranquilizarme.
—Lo encontraste.
Abrí la boca para reclamarle el susto que me había causado, pero la cerré cuando una voz mucho más grave e intimidante habló antes.
—No me digas que dudabas de ella.
Como si fuéramos robots sincronizados, Max y yo nos giramos al mismo tiempo en dirección a la derecha para ver al dueño de esa voz de mafioso. El abogado de la familia estaba recostado sobre la puerta que separaba la cocina de la sala de estar.
—¿La verdad? Un poco sí.
Me estiré hasta alcanzar un almohadón que había en el otro extremo del sofá y le pegué con él en el rostro. Forcejeamos un poco, el idiota logró quitarmelo de los manos e hizo el amago de devolverme el golpe, pero no lo consiguió.
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Todos caerán al final
Mystery / ThrillerLas tentaciones son peligrosas. Pero, ¿qué pasaría si la tentación fuera una persona? ¿O varias? ¿Qué pasa cuando la curiosidad le gana a la sensatez? No era solo ella, eran todos ellos. Debías mantenerte alejado de esa familia, porque involucrarte...