Todos caerán al final

Prólogo

Edgar Allan Poe una vez dijo que una mentira viaja alrededor del mundo mientras la verdad se pone las botas. Un buen recordatorio de que, aunque lleve su tiempo, tarde o temprano, la verdad acaba saliendo a la luz.

Jamás habría pensado que una frase me asustaría tanto. En realidad, jamás hubiera pensado que me encontraría en una situación como ésta para empezar. Recuerdo que a los 9 años mis padres me dijeron que santa claus no era real, yo me enfadé y no les hablé por días, ellos intentaron de todo para que se me pasara el enojo, desde regalos hasta suplicarme que por favor los perdonara, obviamente lo hice, con la condición de que nunca volvieran a decirme una mentira otra vez. A partir de ese momento en adelante supe que odiaba las mentiras y todo lo que se asociara a ellas. 

Es sorprendente como de un día para el otro te conviertes en aquello que detestabas, pero, en mi defensa, diré que yo no quería formar parte de esto, pero supongo que si lo pones en una balanza, la familia pesa más que la moral. Al menos, así es para mí.

En mi último año de instituto tuve que escribir un trabajo sobre la ideología de un filosofo romano, el mismo fue un gran representante del estoicismo, me esforcé tanto por entenderlo que muchas de sus ideas y frases se grabaron en mi memoria hasta el punto en que llegué a relacionarlas con experiencias que iba viviendo en mi día a día. En este momento, recuerdo una en particular. Una persona que se siente culpable, se convierte en su propio verdugo. Ahora puedo decir que estoy de acuerdo.

Después de todo lo que pasó en estos últimos meses llegué a la conclusión de que así como una persona puede salvarse a sí misma, también puede destruirse de forma inconsciente.

Todo depende de las decisiones que vayas tomando a lo largo de tu vida, ya sean correctas o no, toda decisión traerá consecuencias y a la hora de afrontarlas no podrás culpar a nadie más que a ti mismo, porque sí, puede ser que otras personas hayan ejercido influencia para que hagas algo, pero al fin y al cabo, tú fuiste quien tomó esa decisión y sólo tú cargarás con esa responsabilidad.

No se puede culpar a otros de la desgracia si los errores fueron tuyos.

Yo lo aprendí a la mala.