Las tentaciones son peligrosas. Pero, ¿qué pasaría si la tentación fuera una persona? ¿O varias? ¿Qué pasa cuando la curiosidad le gana a la sensatez? No era solo ella, eran todos ellos. Debías mantenerte alejado de esa familia, porque involucrarte con uno de ellos significaba someterte a una incontrolable tortura. Porque estar con uno de ellos significaba volverte adicto. Sí, porque ellos no eran personas con las que pasabas la noche y al día siguiente seguías con tu vida como si nada. No. Ellos con una simple mirada, con un insignificante roce, con una palabra lograban ponerte de rodillas casi de forma inconsciente, como si no fueras dueño de tu cuerpo, como si estuvieras hipnotizado. Ellos sabían cómo escabullirse en tus pensamientos, hasta colarse del todo y apoderarse de tu mente. Excavaban hondo en tu alma y dejaban una marca allí. No eran personas fáciles de olvidar. Así que, advertencia: no los dejes entrar en ti, no te les acerques, no permitas que tengan la más mínima influencia sobre ti, porque si haces eso, te estarás condenando a uno de los peores infiernos que existen.