What If - Newtmas.

tercer ╰☆╮ capítulo

Newt

La noche cayó sobre el Área, y la mayoría de nosotros nos reunimos alrededor de la gran fogata que habíamos estado construyendo todo el día. Tomé una lanza envuelta en llamas y, cuando Alby dio la señal, las lanzamos a la fogata, encendiéndola. Una ola de gritos emocionados recorrió el Área, y empezamos a celebrar. Brindé y compartí risas con algunos chicos mientras mi atención se desviaba hacia el recién llegado, lo busqué con la mirada y lo encontré alejado de todos nosotros, recostado en un tronco en el piso. Me alejé de mis amigos y busqué algo de comida para llevarle. Ya con las manos llenas y con la jarra hasta arriba de líquido, me dirigí hacia el chico de ojos oscuros, quien parecía perdido en sus pensamientos.

Me recosté a su lado, y le compartí de mi comida, en un intento de que se distrajera y dejara de pensar demasiado.

— Vaya primer día, Novato— Sin poder evitarlo me burlé un poquito. Él asintió con la cabeza, abatido— Toma. Es muy fuerte.— Me miró a los ojos con duda, le acerqué más la jarra y se animó a probarla, bebió y al instante lo escupió, sin poder evitarlo solté una pequeña risa.

— ¡Qué asco! ¿Qué es eso? — exclamó tosiendo mientras me devolvía la jarra. Esta vez, me reí más fuerte antes de darle una larga mirada al líquido frente a mí.

— No tengo ni idea. La receta es de Gally.— Giré hacía el nombrado, observé cómo se batía a duelo con un chico del Área— Es su fórmula secreta.

— Pues eso no le quita lo imbécil.— Lo miré en silencio por un segundo, perdiéndome en sus ojos.

— Puede que lo sea, a veces, o la mayor parte del tiempo —. Bromeé antes de quedar en silencio. — Te salvó la vida hoy. Créeme, el Laberinto es un lugar peligroso —. Di un trago largo a mi bebida. El chico a mi lado no replicó; permaneció en silencio durante varios segundos, tiempo en el que un fuerte ruido proveniente del Laberinto resonó en el Área.

— Estamos encerrados aquí, ¿cierto?

— Por el momento.— Afirmé— Pero...¿Ves esos chicos? ¿Allá, junto al fuego? Ellos son los Corredores. El tipo de en medio es Minho, es el Encargado de los Corredores. Todas las mañanas al abrir esas puertas, ellos recorren el laberinto, trazan mapas, lo memorizan, buscan una salida.

— ¿Cuánto tiempo llevan buscándola?

— Tres años —. Intenté que mi tono de voz no delatara la tristeza que sentía, aunque mis ojos, a simple vista, mostraban lo que yo estaba ocultando. Él me miró fijamente, y mis mejillas se tornaron rosadas. Nos quedamos mirándonos frente a frente, y él rompió el contacto, evadiendo mi mirada.

— ¿Y no han encontrado nada? — Sonreí con gracia mientras me acercaba a él, inconscientemente. 

— Es más fácil decirlo que hacerlo.— Levanté mi mano al sentir el ruido del Laberinto— Escucha. ¿Oyes eso? Es el Laberinto, cambiando. Cambia cada noche.

— ¿Cómo es posible?

— Nadie sabe. Pregúntaselo a los bastardos que nos pusieron aquí, si llegas a conocerlos —. Me burlé y luego volví mi mirada al frente. — Mira, la verdad es que solo los Corredores saben qué hay realmente allá afuera. Son los más rápidos y fuertes, y deben serlo. Porque si no llegan antes del cierre, se quedan afuera toda la noche —. Noté en su rostro cómo procesaba la información y lo miré directo a los ojos. — Y nadie ha sobrevivido una noche en el Laberinto. 

— ¿Qué les pasa?

— Nadie sabe, nadie a vivido lo suficiente allá dentro. Los llamamos Penitentes, aunque nadie que haya visto uno ha vivido para contarlo pero están allá afuera, lo sabemos. Los escuchamos cada noche.— Seguí bebiendo en silencio con rapidez, llegando al punto en que comencé a sentir el cuerpo mucho más ligero y la boca mucho más suelta.— Demasiadas preguntas por hoy ¿no lo crees? Vamos, te presentaré a los demás. Se supone que eres el invitado de honor.— Sin dejarlo replicar, me levanté y con rapidez lo jalé del brazo para levantarlo.— Vamos, nuevito, debes conocer a los demás.