2.1༄

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one¦nightmares


          YA HAN PASADO tres semanas desde el día en que logramos vencer a Jennifer y deshacernos de la manada de Alfas que intentaba matar a Derek y acabar con prácticamente todo lo que los chicos habían formado. 

Tres semanas desde que Stiles y yo aceptamos lo que sentimos por el otro, y dos semanas desde que hemos decidido darnos la oportunidad de estar juntos de manera oficial.

Durante nuestra primer semana juntos, junto a Stiles decidimos hacer un viaje de carretera hasta unos tres pueblos vecinos, terminado por volver cuando, una noche, tuve que correr de regreso a la habitación en medio de un vaso de agua de madrugada porque Stiles se despertó gritando por una pesadilla. 

Cosa que pasó dos veces más antes de que tomaramos la decisión de volver.

Las cosas entre nosostros están bien. Tenemos confianza, charlamos las cosas y, sobre todo, nos damos recordatorios diarios del cariño que sentimos el uno por el otro. Pero ese problema de la pesadillas y que ninguno supiera qué hacer al respecto no es precisamente algo que nosotros disfrutemos.

Luego de toda una sesión de la primer parte de las películas de Star Wars, Stiles me invitó a quedarme a dormir en casa de ellos, y yo acepté antes de avisarle a mamá de mi decisión.

Ya es una costumbre mía levantarme en medio de la madrugada para tomar mi típico "vaso de agua de las madrugadas,", como lo llama Stiles. Lo que no creo que sea costumbre es encontrarme al Sheriff revisando unos archivos con un vaso de café en mano.

  —Creo que no son horas de estar trabajando. —hablo apoyada contra el umbral de la cocina llamando la atención del hombre que sonríe al verme. —Se supone que en menos de tres horas se levante para ir a trabajar, ¿por qué está despierto?

  —No podía dormir. 

  —¿Y una taza de café lo va a ayudar? —él ríe ante mi pregunta. Era cierto.

  —De hecho, es la segunda. —antes de poder detenemer a mí misma, me doy cuenta que lo estoy mirando reprochadoramente. Estoy segura que si Stiles se entera que me levanté y vi a su padre despierto a base de café y no le dije nada, no solo se enfadará y regañará a su padre sino también a mí, y no puedo culparlo. —Pero no, no ayuda para nada.

Me voy a servir mi vaso de agua y tomo un poco mientras vuelvo a la mesa sentandome frente a él y extendiendo mi mano para que me pase el archivo, quiero ver qué es lo que lo está manteniendo despierto en una noche de trabajo. Es el archivo de un accidente automovilístico de años atrás, dos muertes y un cuerpo desaparecido, una niña de nueve años, Malia Tate. Voy leyendo el archivo con la mirada de Noah puesta sobre mí pero no encuentro nada fuera de lo común.

Ocho años atrás, en la carretera principal para entrar al pueblo, durante la noche, la mujer perdió control del vehículo y este rodó. En el auto se encontraron los cuerpos de la madre y de la menor de las niñas que iban con ellas. Pero la mayor estaba desaparecida. 

  —Es un accidente automovilístico, ¿cuál es el problema? —pregunto volteando a verlo. Algo falta en este archivo.

  —El problema es que ese es el reporte que yo presenté. —mi ceño se frunce ante sus palabras. —No precisamente el que hice primero.

  —¿Tenías otra teoría? 

Él asiente antes de mostrarme fotos de los cuerpos encontrados. Ambas tenían su cuerpo y rostro cubierto de rasguños de garras como de coyote. —Al principio creí que las habían matado unos coyotes y que a Malia se la comieron o se la llevaron para eso, pero ahora...

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⏰ Última actualización: Sep 24, 2023 ⏰

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TRIBRID¦STILES STILINSKI.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora