Capitulo 6

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Pov: Katsuki.

-Será rápido.

-¿Es necesaria mi presencia ahí?

-No deberías negarte, soy tu jefe -esa sonrisa.

Esa maldita sonrisita me tiene al límite.

-Puede ir solo -los dientes me rechinan cuando tenso la mandíbula -. ¿O acaso se va a perder?

-Tu presencia es necesaria ya que eres mi contador.

Maldito el día en que acepté el trabajo.

La situación es la siguiente:

Estamos en su oficina, él camina a mi alrededor mientras intenta convencerme de ir a una reunión de negocios, donde intentará entablar relaciones con otra gran empresa.

-Yo...

-Puedes llamarme Izuku -interrumpe, sentándose en su escritorio -. No he escuchado mi nombre salir de tu boca desde hace...

-No soy bueno con presentaciones -intento desviar el tema de conversación.

Ya le tengo la maña, es como un niño, siempre y cuando te concentres y lo guíes podrás hablar de lo que quieras.

Es impresionante la capacidad mental de cinco años que maneja este tipo.

-No vas a presentar nada, solo hablarás de números.

¿Qué mierda significa eso?

-¿Cuánto tiempo será?

Vuelve a sonreír, lo que significa solo una cosa.

Sabe que realmente no puedo negarme.

-Todo un día -dijo que iba a ser rápido -. Te pagaré extra, por las molestias.

Intento no parecer contento con esa propuesta, pero lo estoy, así que dejo que mi expresión se torne menos sombría por una milésima de segundo.

-Está bien, estaré aquí a las...

-No te preocupes por venir, yo te iré a buscar.

¿Ah?

¿Al apartamento?

-No debe molestarse por...

-¡Claro que no es molestia!

Aún cuando parece tan imponente, actúa de esa forma adorable.

No pensé que es adorable...

¡Que no lo hice!

-¿A qué hora pasará a buscarme? -susurro, derrotado.

A este punto ya me encuentro masajeando el puente de mi nariz, buscando calma y tranquilidad.

Estoy manejando muchos problemas, uno de ellos es que mi perfume está por acabarse, ¿Adivinen quien no tiene el dinero suficiente para comprar otro?

Juré que mantendría mis ahorros lejos de cualquiera cosa, pero es urgente.

Literalmente de vida o muerte.

Así que tendré que usar una gran parte para comprar otra estúpida botella pequeña.

-A las siete de la mañana -alzo la vista, solo para encontrarme con su guiño, que supongo intenta ser coqueto -. En punto.

-Agradezco la puntualidad.

No sé qué más decir, así que solo me levanto, siendo perseguido por su esmeralda mirada.

Estoy de pie, él me está mirando y la situación comienza a incomodarme.

-Adiós -vuelvo a hablar.

-¡Adiós!

Salgo de la oficina, y tomo una gran bocanada de aire.

Agradezco estar fuera de nuevo. ¿Lo hará a propósito? Oler tan dulce cuando estoy ahí.

No, seguramente es así con todos. Aún él es el único que sabe de mi condición... Y su padre, supongo.

Del elevador voy directamente a la entrada de la empresa. Necesito tomar algo y los cafés de aquí saben a mierda así que aprovecharé mi corto descanso para comprar uno bueno.

La cafetería más cercana está a diez minutos, si me apuro nadie se dará cuenta de que me fuí.

-Mierda, fíjate por dónde vas.

Oh así hubiera sido, de no ser por el idiota que salió de la nada para molestar.

Perfecto, ahora el maldito traje está manchado de café... ¡Y duele como los mil demonios porque estaba caliente y me lo eché encima!

-De verdad lo siento, le pido mil disculpas -si tan solo el tono con que lo dice fuera menos falso.

Estoy en mitad de la maldita calle, probablemente con una quemadura de primer grado debajo de la ropa y más harto de las personas que nunca.

-Ajá, adiós.

Intento irme, resignado a solo beber el poco café que aún está en el vaso pero mister extraño tiene otros planes.

Toma mi muñeca, cosa que odio que hagan.

-Déjame compen...

-No, adiós -sentencio entre dientes.

Doy un fuerte tirón, él sonríe y en mi cabeza comienzan a aparecer señales de alerta cuando no deja de hacerlo hasta que estoy lo suficientemente alejado de su campo de visión.

Lo recuerdo, era uno de esos tipos que estaba el otro día fuera del departamento.

Lo hizo a propósito, mierda, claro que así fué.

Vuelvo a la compañía a paso veloz, bebiendo el café y tirando la basura a un tacho cercano. Suspiro con alivio cuando el aire acondicionado de mi lugar de trabajo me hace helar la piel.

No necesito más problemas.







-Bakugo, ¿Cómo vas con el trabajo?

Dejo el televisor en un canal al azar. Aunque tampoco es como si le estuviera prestando mucha atención.

-Bien... Todo es tranquilo.

Lo escucho hacer desorden en la cocina, y bufo cuando una maldición hace eco por el apartamento.

Tal vez se volvió a quemar.

-Oye, tengo algo que decirte.

Se deja caer en el sofá, y me extiende un boul que está por completo lleno de palomitas de maíz.

No quiero arriesgarme a probar, siempre están muy saladas o extremadamente simples.

-¿Y qué es?

-El señor Aizawa va a viajar al extranjero en un par de días y debo ir con él.

Hace una prolongada pausa, volteo con lentitud y ahí está, viéndome.

¿Acaso espera que comience a rogar para que se quede? Ese es su trabajo.

-No tengo siete años, puedo estar solo el tiempo que sea.

-Lo sé pero...

-¿Pero? No hay peros, soy un maldito adulto, puedo tener responsabilidades como todos los demás.

-Yo no estoy diciendo lo contrario.

Un bajo gruñido se ahoga en mi garganta, vuelvo a fingir ver la televisión.

Él comienza a golpear el suelo insistentemente con su pie.

-¿Cuánto tiempo?

-Un mes.

-Mmm.

Todo el lugar se sumerge en simplemente los sonidos que sale del televisor. Así estamos durante más de una hora.

Cree que no lo noto, como acorta la cercanía hasta pasar un brazo por mis hombros, pero lo dejo.

Supongo que... Después de todo un poco de contacto físico no viene mal cada cierto tiempo.

Estaré solo durante un mes, estaré sin alguien que me ayude a...

A la mierda, nada malo va a pasarme en solamente treinta días.

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⏰ Última actualización: May 30, 2023 ⏰

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