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YeonJun ya iba llegando al lugar acordado, no tenía claro por qué GanYu no le avisó que saldría con las chicas en un lugar cercano a donde comerían, tal vez porque estaba durmiendo como una roca a medio día y parte de la tarde no quiso despertarle para invitarlo y extender su salida, o algo por el estilo.

Y pensando en él, lo vio parado frente a la tienda de música con una bolsa en mano, tambaleándose hacia los lados mientras llevaba sus cascos puestos, con una expresión facial de serenidad. Caminó hacia él, hasta colocarse frente suya, tomando los cascos para bajarlos dejándolos sobre sus hombros, así llamó su atención.

— ¿Llevas tiempo esperándome? —Preguntó el rubio, despeinando a su compañero de cuarto.

—Siete minutos. —Dijo, levantando la bolsa a la altura del rostro de YeonJun, tenía ilustrada el logo y nombre de la tienda de música.

Cabe aclarar diferencia de estatura entre ambos chicos, por lo que GanYu tenía que ver siempre hacia arriba debido al 1.89 metros que medía YeonJun, su 1.70 eran humillandos ante su roomie.

— ¿Compraste algo? —Preguntó, tomando la bolsa. — ¿Otra vez se han roto las cerdas de tu arco?

—Es para ti, YeonJun. —El rubio sacó las pequeñas cajas de esa bolsa, sus ojos se abrieron de la impresión al ver tres cajas de sus cuerdas favoritas en sus manos, Dean Markley Blue Steel.

GanYu había entrado a la tienda a comprar las cuerdas, había notado que las de YeonJun se arruinaban siempre al ser compradas de segunda mano o demasiado económicas para la barbaridad que tocaba. Para el pelinegro fue un pequeño gasto de su capital, no era para tanto dar un lindo detalle a alguien que lo necesita y sabe aprovecharlo, así que no imaginaba la reacción del rubio al recibir tan lindo acto.

YeonJun lo abrazó, estaba al pendiente de que no le gustaba el contacto físico, pero esta vez era necesario. Fue un abrazo fuerte por su parte, tenía su pequeño cuerpo rodeado en sus brazos, quería cargarlo y dar vueltas con él, sonreír, reír, saltar de la felicidad, parecía y se sentía como un niño pequeño recibiendo el mejor regalo de navidad de toda su vida; ahora fue su regalo de primavera, y de buena suerte para su ensayo frente a la directora al siguiente día.

—GanYu... ¡ERES INCREÍBLE, EH! —No lo había soltado aún. Fue un regalo el cual el pelinegro había dado sin que se lo pidiera de ninguna forma, GanYu notó el problema y quiso arreglarlo, ese niño valía oro.

Al final fue GanYu quien se escapó del abrazo, respirando agitado por la falta de aire y sintiéndose desajustado por tanto contacto físico. Le alegraba tanto que ese regalo fue de su agrado, pero no quería abrazos ni ser cargado, con un gracias era más que suficiente.

—Siempre que necesites algo con urgencia, puedo buscar la manera de ser útil. —Eso con tal de que no fuese a lugares peligrosos a pedir dinero. Acomodó su ropa de nuevo, dando unos pasos hacia atrás por si YeonJun buscaba abrazarlo de nuevo.

De nada sirvió, porque ya estaba siendo aprisionado en sus brazos por segunda vez.

— ¡Sueltame! —Exigió GanYu, removiéndose para salir.

—Es solo un abrazo de felicidad, ¿no puedes darle uno a tu roomie, hm? —YeonJun no quería soltarlo, era la primera vez que se abrazaban, segunda en realidad. — Solo serán unos segundos.

— Hm... — Respondió, haciéndole caso esta vez. Respiró hondo, correspondiendo final mente al abrazo. Pasó sus manos sobre su torso, como debe de ser, pero los quejidos suaves de YeonJun le hicieron separarse al instante, ¿le lastimó?

— Ah, dejemos el abrazo para otro momento, ¿vamos ya a comer? —Cambiando el tema rápido para evitar hablar de los enormes golpes que tenía por todo su cuerpo. Fueron recibidos en vano, ya tenía lo que necesitaba sin gastar ni un centavo del dinero de MinHo.

¡Chico de las Estrellas! ⭐️ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora