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—¡Yu-ssi! — HyeHyun corría emocionada por los pasillos mientras llamaba a su mejor amigo, GanYu, quien estaba con sus cascos puestos caminando hacia la salida del edificio principal.

La joven castaña logró alcanzarlo, había corrido por todo el lugar en busca del pelinegro que iba escuchando música. Posándose a su lado, sacudió su mano de arriba hacia abajo para llamar su atención sin necesidad de tocarlo, ella sabía que GanYu odiaba el contacto físico.

El chico se quitó los cascos al ver a su amiga, detendiendo su caminar.

— ¿Qué? —Pregunta, tambaleándose un poco mientras juega con sus dedos, un hábito muy normal en él.

— Me han autorizado el organizar mi fiesta de cumpleaños en el salón de estar del tercer piso de nuestro edificio. —Ella lucía demasiado alegre contando su noticia, ya brincaba de la felicidad. — ¡Invitaré a todas mis amigas! Y claro, tú tienes prohibido faltar.

GanYu no entendía esa felicidad, pero sonreía por ello, sus ojos desaparecían al hacerlo. Sin embargo, notó algo crucial en su anuncio, ese algo que al instante omitió por completo al no llamarle tanto la atención como para mencionarlo.

— Tengo que conseguir el pastel, la decoración, los juegos... EunJi ha dicho que preparará ella la comida, un punto menos a la lista. —Ella sola hablaba de los puntos cruciales en su fiesta de cumpleaños con tal de no olvidarse.

La fecha estaba cerca, cumpliría sus 17 años dentro de una semana ya, y GanYu no tenía algo que darle como regalo. La primavera ya estaba en su máximo esplendor, ¿qué tal un ramo de rosas? No, las flores morirían a los días, aparte apestaban al morir. ¿Algo relacionado a la moda o el maquillaje? Ella era muy buena con eso, y sabría aprovecharlo a diario, entre labiales o algún accesorio que esté en tendencia, sabía que con ello estaría viendo a su mejor amiga sonreír.

Pero el problema era que no tenía tanto dinero para satisfacer a su amiga con maquillaje, y tampoco era fanático de caminar por la ciudad e ir de tienda en tienda para el regalo perfecto. Él era muy perfeccionista, pero buscar no era su fuerte.

Rascó el dorso de su mano mientras hacía trabajar su mente, dar regalos no era muy de él, asistir a reuniones sociales tampoco, él odiaba estar entre personas ruidosas y que no hablaran de estrellas... estrellas, ¡claro! Podía regalarle algo relacionado a un astro, al fin y al cabo, era un gusto que los dos compartían.

La campana sonó, indicando que el permiso de ir a los dormitorios era válido ya. Era un momento de satisfacción para el pelinegro, tenían que permanecer dentro del edificio principal de clases unos 30 minutos más después de acabadas las clases, para la limpieza, charlas con los profesores o terminar las actividades escolares como tareas o proyectos, con el fin de irse a descansar tranquilamente. Para GanYu era un tormento, el ruido fuera de los salones era masivo, muchas voces y risas escandalosas lo sacaban de sus cabales. Le permitían, por su discapacidad, utilizar sus cascos  esos que anulaban el sonido exterior para que no sufriera tanto.

Los dos jóvenes fueron hacia la salida, los dormitorios quedaban a unos 5 minutos caminando, muchos tomaban sus bicicletas y autos para llegar más rápido, otros gustaban quedarse a apreciar el bello atardecer desde la pequeña colina lejana y famosa por ser un lugar donde muchos alumnos confesaban su amor a la persona que les gustaba, contaba la leyenda de que siempre serán correspondidos siempre y cuando cumplan con los pasos que vienen de distintas generaciones pasadas; el árbol es muy celoso, él cumple con que seas correspondido, entonces tú bríndale algo que tanto ames para estar a mano.

Tiene en sus ramas colgadas unas tabletas de madera con agradecimientos, unas bolsitas con artículos adentro, zapatos, joyas, incluso un oso de peluche todo sucio y con tierra, ya llevaba años ahí.

Un grupo de jóvenes pasaba en sus bicicletas por el largo camino de árboles de cerezo, entre risas y gritos, se veían muy animados y contentos. Por otro lado, un conjunto de personas estaba recitando poesía de una manera dramática mientras caminaban, otros le gritaban a sus compañeros para ir a jugar fútbol al campo que estaba en el camino, muchos hablaban de ir a la cafetería del instituto; todos eran jóvenes buscando desestresarse y pasar tiempo juntos, como personas normales.

GanYu los observaba relacionarse tan bien, él no conocía cómo era la envidia, pero claro que la vivía en su interior. Anhelaba ser una persona normal como sus compañeros, tener planes luego de la escuela, salir a comer cualquier cosa, practicar algún deporte, montar bicicleta, él no podía hacerlo, no porque no quisiera, sino porque nadie se tomaba el tiempo de enseñarle.

HyeHyun era una amiga excelente, jamás iba a negarlo ni recriminarle, pero él no era capaz de pedirle la molestia de enseñarle tantas cosas ajenas a lo que ella disfruta, porque sus gustos y forma de divertirse van más allá de las fotografías, el maquillaje y salir de compras. Ella lo escucha y pasa tiempo con él, pero también quiere pasar más tiempo con sus demás amigas, con las cuales puede hacer más actividades que con ese chico autista.

Se sentía como una carga la cual necesitaba un trato especial.

Luego de unos minutos caminando, el dormitorio de chicas ya estaba frente a ellos. HyeHyun se despidió de su mejor amigo con su típico y propio saludo entre los dos, deseándole una linda tarde y noche. GanYu la vio irse, y con ello, caminó solo hacia su edificio, que estaba a unos metros de distancia, cruzando la enorme fuente que separaba ambos enormes complejos de dormitorios.

El trayecto a su habitación era simple, esta poseía el número 222, algo que él adoraba por la secuencia de números, nada cambiaba y no se veía desordenado. Colocó el código de la puerta e ingresó, inmediatamente huyó del lugar por ese olor tan potente que esa habitación emanaba.

¡El humo de cigarro y el olor tan fuerte a tabaco provocaron que GanYu saliese aterrorizado por su olfato y pulmones!

YeonJun había estado fumando tal locomotora de vapor con todas las ventanas cerradas, el humo encerrado salió al instante por la puerta detrás del pelinegro, el que tosía e intentaba recuperar el aire en el pasillo.

—Eres un exagerado. —Mencionó el rubio, asomándose por la puerta. —El humo no es tanto, la alarma antiincendios ni llega a activarse.

GanYu estaba tosiendo mucho mientras se sostenía de la pared, él no toleraba ese olor, lo odiaba con toda su vida.

— ¡El reglamento de la escuela prohíbe rotundamente el fumar dentro de las instalaciones! —Dijo, recuperando el aire. — Por favor, deje de fumar, nos hace mucho daño a los dos.

— ¿Y a ti por qué? No fumas, solo comes libros. —YeonJun ingresó de nuevo a la habitación, encendiendo el abanico y abriendo los enormes ventanales que tenían, para que el olor y el humo desaparezcan. — Niño, no aguantas nada.

— Los fumadores pasivos, a pesar de no fumar directamente, reciben más daño al inhalar el humo, porque contiene tres veces más nicotina y alquitrán. —Un dato obvio, pero al parecer, la mente de YeonJun era poco capaz de procesarlo. — Fumar es malo, hyung, tendré que acusarlo con la directiva.

GanYu era muy correcto en ese aspecto, pero con tal de llevar la fiesta en paz con YeonJun, le permite romper las reglas dentro de su espacio compartido, pero ya era demasiado.

Ellos llevan viviendo juntos dos meses, no era una relación amistosa muy desarrollada, nada más tenían unas reglas establecidas y que cumplían, o bien, solo GanYu cumplía. YeonJun nada más llegaba a dormir o a tomar un poco de ropa, él no gustaba de pasar el tiempo encerrado en ese lugar, más con las estrictas reglas que ese niño tenía en la habitación, impresas y pegadas en la puerta.

Incluso a la semana de vivir juntos le hizo firmar un contrato donde se comprometía a ser un chico responsable, ordenado y correcto dentro de esa habitación, junto a decenas de reglas más.

—Abres la boca y te olvidas de tu almohada de estrella. —amenazó, nada más asomando su cabeza por el marco de la puerta. La cara del pelinegro era una obra de arte en ese momento.

No dijo nada, pero la preocupación e impotencia se notaba en su rostro, algo que él no puede entender, emociones incontrolables.

Así era esa relación, YeonJun rompía las reglas cada que daba un paso dentro de la habitación, y GanYu, se desesperaba demasiado por tener a alguien que lo hacía sentir cosas que no puede manejar.

¡Chico de las Estrellas! ⭐️ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora