NÉMESIS: LA DIOSA DE LA VENGANZA

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CAPÍTULO IV
NÉMESIS: LA DIOSA DE LA VENGANZA

La señora Cynthia era la típica mujer griega ideal de los hombres: piel blanca, cuerpo y alma armónicos, delgada pero con caderas anchas y muslos generosos.

Su cabello blanco como las nubes presentaba unas ondas que se asemejaban a las olas del mar bajo una salvaje tempestad. Sus senos eran pequeños y torneados. Nos miró con sus grandes ojos e hizo un ademán para que la siguieramos.

Había como una especie de sendero de adoquínes que terminaba justo en frente de la mansión Illiadis. En medio del camino se hallaba una hermosa fuente de cristal de la Diosa Némesis. Era encantadora.

Se mostraba pensativa y bella, con aspecto de reina. En su cabeza llevaba una diadema de piedras preciosas que refulgían bajo la luz del sol. En una mano yacía una espada filosa y puntiaguda con una empuñadura de cuero y en la otra, una serpiente.

Johnson escrutaba con cautela la estatua de la Diosa.

Me pregunté "Qué será lo que estará pensando", puesto que su forma de ver las cosas iba más allá de la imaginación.

La señora Cynthia, que estaba adelante de todos nosotros repentinamente se dió la vuelta y dijo:

—Como ustedes son detectives, debería enseñarles todos los lugares de la mansión. Para empezar, en la entrada tenemos un jardín, como podrán ver—señaló con la mano—. Al principio, no había ninguna fuente. Fue mi idea poner una de la Diosa Némesis—explicó con exaltación—. Ella es la Diosa de la justicia retributiva, la solidaridad, la venganza, el equilibrio y la fortuna. Némesis, la palabra etimológica habla de un individuo que es considerado un obstáculo, símbolo de enfado o enemigo en la vida de alguien. A parte de castigar la desmesura, deja en claro a los mortales que, debido a su condición humana, no pueden ser excesivamente afortunados ni deben trastocar con sus actos, ya sean buenos o malos, el equilibrio universal. En otras palabras, los pecadores deben ser castigados, es por eso que la puse aquí. Cualquiera que se atreva a hacer lo malo ante los ojos de Némesis, será castigado. Porque aquél que no obedece al que manda, como por ejemplo, los padres, no tiene derecho a vivir—habló con desdén en los ojos.

Cuando terminó, nos llevó al interior de la mansión. El mayordomo nos comunicó:

—Mi señora ahora tiene otros asuntos que atender. Pueden pasear por la mansión libremente, a excepción de la terraza. Ese lugar está prohibido. Ahora, si me disculpan...

Hizo una reverencia y se marchó.

Cuando Peter se aseguró de que el mayordomo y la mujer estuviesen lo suficientemente lejos como para no escucharlo, estalló en carcajadas.

—¿Qué te pasa? ¿Estás loco o qué?

—Esa mujer enserio que es mala actriz, no sabe fingir aunque sea un poco—se secó las lágrimas con un dedo.—Bueno, ahora si. El primer lugar que vamos a analizar serán los aposentos de la jovencita Zephyr.

La mansión era enorme, habían un montón de pasillos y habitaciones, por lo que fue muy difícil encontrar el cuarto. Después de un largo tiempo buscando, por fin lo habíamos encontrado.

He de aclarar que no es nada parecida a lo que me imaginé.

En estas épocas están de moda los colores crudos, los tonos apagados y suaves. Pero esta doncella era diferente: su habitación estaba llena de colores brillantes y vivos, como un arcoíris.

—¿Qué es lo que sacas de esto, mi querida asistente?—preguntó en tono burlón.

—Parece ser la habitación de una niña, pero como ese no es el caso, deduzco que se trataba de una mujer de la cual no se había enterado de los cambios en la moda. Ya no se usan estos colores antiquísimos y relucientes que llaman mucho la atención, eso ahora está en el pasado.

—Es correcto lo que dices. Todas las mujeres saben sobre moda, es algo extraño que una señorita de una familia adinerada no supiese sobre las tendencias de hoy en día. ¿No lo encuentra sospechoso?

—Un poco si la verdad, ¿Usted sabe la razón?

—La señorita Illiadis no tenía muchas libertades porque cometió un "pecado" por el cual fue castigada. Actualmente, muchas niñas de su edad desobedecen a sus padres. La mayoría de ellas ya no quiere casarse por tierras ni dinero, prefieren el amor verdadero. Y este parece ser el caso. Zephyr se enamoró de un muchacho que no era de la estirpe de una familia noble. Es decir, que él era un plebeyo. Sus padres la obligaron a comprometerse con el marqués Adonis Darius, pero ella ya tenía en su corazón a otro hombre. Rechazó incontables de veces al joven marqués pero aún así no se pudo librar de él. La única manera de hacerlo era escapándose de sus padres. Fue así como huyó de casa un veinticuatro de noviembre de mil ochocientos ochenta y siete. Después de un mes, justo en navidad, sus padres la encontraron tomando café con su amante. El hecho rápidamente se volvió famoso y todo el mundo hablaba de él. Esto fue algo verdaderamente vergonzoso para la familia, por ello la encerraron por mucho tiempo y le prohibieron salir.

De repente, una voz grave y monótona se escuchó desde la entrada de la habitación.

-Cuanta imaginación tiene, detective Perry Johansson.

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