El Hundimiento de la humanidad

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Por otro lado, pasados algunos días desde que se hizo esa misteriosa reunión, se dio a conocer la trágica noticia titulada "Cuenta regresiva: 7 días para el fin del mundo". Los principales medios de comunicación difundieron esa noticia por todo el mundo. Nuevamente sobrevino el espanto y el terror por todos los confines de la Tierra. Algunos incrédulos, aun escuchándolo por los medios oficiales de comunicación, una y otra vez, por doquier, se negaban a creerlo, pues sus débiles corazones no podían asimilar una realidad tan espantosa. Se encerraron en sí mismos, aludían de que se trataba de una mentira, una simple simulación, para ver la reacción de la gente ante un fulminante evento de tal magnitud, incluso, se otorgaron la misión de difundir esa creencia por todas las redes sociales y canales de YouTube. Prontamente se convirtió en un movimiento social anti elitista, pues para ellos, la élite había caído muy bajo, inventando un engaño que podría poner en riesgo de extinción a toda la humanidad, producto del miedo y la desesperación. Así se pasaron los siete días hasta que vieron en el cielo un destello de color amarillento y rojizo que se hacía cada vez más grande y brillante.

Otros, llenos de miedo y horror comenzaron a darle rienda suelta a su perversa naturaleza: robaban, mataban, violaban, se drogaban, se desnudaban en las calles, sostenían relaciones sexuales, de todo tipo; se emborrachaban, y maldecían. Se convirtieron en emisarios del caos, y la policía ya no encontraba un motivo para frenar tanta locura por doquier, a sabiendas de que el mundo se iba a acabar. Entendían que su oficio ya no tenía ningún sentido de ser, se limitaron a solo velar por el cuidado personal de sus seres queridos. Los dueños de negocios, para cuidar sus vidas, lo dejaban a la intemperie, pues velar por esas mercancías carecía de sentido. Las joyerías fueron saqueadas, las personas que les gustaba vestir con joyas ya no le cabían en el cuello. Muchos se dieron ese lujo, principalmente aquellos que no podían hacerlo. En un tiempo atrás no le quedaba de otra que conformarse con solo ver a los artistas y famosos colgando de ellas. El dinero y la basura se confundían por las calles, pues había tanto dinero como basura por todas partes, y nadie le hacía caso, pues ya no tenía valor alguno. Las pandillas penetraban algunas casas para hacerles daño a los inquilinos que vivían allí; muchas veces lo pagaban con sus vidas, pues todos los residentes se armaron para defender su familia y su hogar de esos pandilleros, emisarios del mal. No había justicia, no había ley, cada uno era la ley encarnada en sí sismos. Estos acontecimientos ocurrieron en los primeros días de aquel anuncio. Cuando se acercaba el día del juicio, las cosas se tranquilizaron sorpresivamente, pues se apoderó de las ciudades un silencio, como quien se prepara para recibir la muerte con los brazos abiertos. En ese tiempo muchos murieron intoxicados por el abusivo consumo de estupefacientes, drogas y alcohol. Algunos se suicidaban con diferentes métodos, pues no querían cederle ese honor a nada ni nadie, sino que ellos mismos decidían como morir, pues entendían que se inmolaban con tal acción. Algunos fanáticos religiosos se lanzaron a las calles a predicar la palabra de Dios, advertían a las gentes que estaban en el tiempo apocalíptico, que eso era obra de Dios, pues sus juicios habían llegado para que el hombre se arrepintiera de sus pecados y regresara a él. Algunos le creían, y se postraban de rodillas en las calles en señal de arrepentimiento, pero la mayoría hacía caso omiso de eso y seguían en su desesperación. Muchos de esos predicadores fueron abusados, ultrajados y asesinados. Las gentes maldecían todo cuanto conocían. Otros se encerraron y nunca más salieron, se suplieron de las cosas de mayor necesidad, y pasaron el tiempo compartiendo con sus familias, fomentando el ascetismo y la espiritualidad. El mundo que conocemos se volvió un tremendo manicomio. La gente dejó de fingir, es bajo esa presión que mostraron sus verdaderos rostros. Ya no importaba guardar las apariencias, pues los valores éticos y morales ya no tenían razón de ser. A continuación, narraré lo ocurrido cronológicamente desde el día siete hasta el día cero.

Cuenta regresiva: Siete días para el fin del mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora