- Solo te diré que no te haré daño - respondió una voz femenina a lo lejos
- ¿Quién eres y por qué estoy aquí? - exigió respuesta el hombre
- Tranquilo, ya te dije... No te haré daño - diciendo lo último como casi un susurro cerca de su oído
- Horas antes -
Benedict se encontraba regresando de las afueras de la ciudad, hasta que de un momento a otro, una camioneta lo interceptó en su camino, bajando de el tres sujetos encapuchados y armados. A él no le quedó de otra que detenerse y seguir las órdenes de los criminales.
- Baja del auto, ¡AHORA! - ordenó uno de los sujetos apuntándole con un arma
- No me hagan daño, por favor - dijo desabrochándose el cinturón
Al abrir la puerta del auto, lo tomaron del cuello con fuerza para llevarlo a la camioneta pero antes de que lo hicieran entrar completamente a ella, le inyectaron algo para que se duerma y no de problemas en el trayecto del camino.
~ Narra Benedict ~
Me sentía muy adolorido, después de que me inyectaron lo que sea que hubiera sido esa sustancia. Desperté pero no podía ver nada, intenté levantarme pero algo jalaba de mis brazos y piernas.
No sabía que estaba pasando, es claro que me secuestraron, pero quién. Me quejo de mi dolor, aún preguntándome en donde rayos estaba, hasta que escuche una voz a lo lejos.
- Solo diré que no te haré daño - dijo la voz respondiendo a mi pregunta
Después de intercambiar palabras con la misteriosa mujer, se fue dejándome solo. Era mi oportunidad de escapar o eso creía, no me acordé que estaba encadenado así que al tratar de levantarme de nuevo de la cama termine haciendo que se dislocara mi brazo.
El dolor fue inmenso que me hizo gritar por ello, escuché abrirse la puerta viniendo de el pasos apresurados que se dirigían hacia mi.
- ¡Pero que rayos haces!, te pudiste hacer algo grave - pronunció molesta la mujer
- Ahhhh duele - me queje al sentir que tomaba mi brazo y . un solo movimiento, la chica regreso mi brazo a su lugar.
- Que crees que hacías?! - me preguntó con fuerza y con un tono serio
- Que quieres de mi? - pregunté
La mujer no me respondió y solo se aseguró que mi brazo este bien, para luego pararse e irse de la habitación. Después de no se cuanto tiempo haya pasado, regreso ella.
- Supongo que tendrás hambre, ten te traje un poco de comida
Me acerqué un poco para oler que es lo que me estaba ofreciendo.
- No, gracias. Paso
- No hagas las cosas más complicadas, quieres? - estiró una cucharada de comida hacia mi boca
De tanta insistencia de la mujer, tuve que comer aunque no sabía que le haya echado a esa comida. Terminando de comer, siento como una mano sube de mi abdomen hacia mi pecho.
- Qué haces? - pregunté incrédulo
- Sabes por qué te traje aquí?
- Por qué? - en eso sentí un peso encima mío
No me respondió y sentí claramente como sus labios tocaban los míos, trate de esquivar el contacto pero aún estaba amarrado. La mujer empezo a bajar su mano hacia mi miembro, lo caricio por un momento haciendo que suspirara por su movimiento.
- Ahh~
- Te gusta? - preguntó con voz sensual cerca de mi oído
Se sienta encima mío y empieza hacer movimientos circulares, sus manos tocan mi pecho arrancando lo que traía puesto. Aunque trataba a toda costa esto, me estaba excitando lo que hacía, se bajó de mi para desabrochar mi pantalón y quitarmelo a la fuerza. Me besa cada centímetro de mi cuerpo, no podía más de la vergüenza, hasta que solté un fuerte gemido cuando la mujer introducio mi pene en su boca.
- Ahhh~!
No sabía que es lo que estaba haciendo y eso me estaba excitando más. Ella movía cada vez más rápido su boca haciendome gemir que continúe. No podía soportar más, me estaba viniendo e iba hacerlo en su boca. Y así fue, derrame todo mi semen en su boca, podía sentir como trataba de tragársela toda.
Estaba agotado, jamás imaginé que me secuestraron para tal cosa. Me sentía sucio por haberme excitado tanto por esto y más, porque no podía ver nada haciendo que me gustara.
(...)
- Hambre? - pregunto la mujer haciendo que me asustase
No respondí y solo me quedé expectante a su pregunta, después de lo que me había hecho esa mujer no me daba el valor de dirigirle la palabra.
- Ay... Estás avergonzado?, cariño, lo que hicimos es una de las pocas cosas que te voy hacer sentir - dijo de forma segura y provocadora para luego darme un beso en los labios.
Aquella mujer me dejó encadenado en el lugar en donde estábamos, no sabía quién era, no sabía en donde estoy. Estaba atento a lo que pudiese hacerme, pero no sé apareció o eso creo, estando solo y sin ver nada solo podía preocuparme en la preocupación que debe estar sintiendo mi familia. Aunque después de lo que hizo espero que esta tortura termine, pero... Quisiera que ese final no llegue tan pronto.
