CAPÍTULO 9

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*15 minutos después*

Narra Wendy

No sé por cuanto tiempo he estado buscando la oficina del señor Ayala, pero a estas alturas creo que ya he recorrido toda la mansión. También me he estado preguntando todo este rato ¿por qué aquel hombre no me asignó una tarea cómo a los demás? ¿acaso le di una mala impresión?.

Finalmente, luego de caminar por saber cuántos pasillos, llegué a uno en específico que a mí parecer era nuevo y no había visto antes, aunque por las puertas, que son prácticamente todas iguales, creo que sigo pérdida. Pero antes de darme la vuelta y regresar, me percaté que una de ellas tenía un color más oscuro a las demás y también su perilla era distinta, supongo que esa debe ser su oficina, bueno, creo que no pierdo nada en averiguarlo.

Suspiré profundo entonces me acerqué, y estaba a punto de tocar pero en eso la puerta se abrió de repente tomándome por sorpresa, y cuando me di cuenta era el señor. Me quedé mirándolo fijamente mientras procesaba lo que acababa de pasar, pero lo que menos esperaba es que nuestras miradas se conectarán.

Y totalmente perpleja me quedé ahí sin saber que hacer y lo único que venía a mí mente era: ¿Por qué salió así de repente? ¿Acaso habré interrumpido algo? ¿O es por qué llegué tarde?, rayos, de seguro que es por eso, ningún jefe estaría contento de que uno de sus trabajadores llegase tarde, pero no es mi culpa, no conozco la mansión y el tal Sergio decidió mandarme así como así... No puede ser, primer día de trabajo y ya lo arruine todo.

Raymond: señorita. Dice serio.- ¿necesita algo?. Me pregunta.

Me quedé pensando en que contestarle porque literalmente me había quedado en blanco. En eso miré mi mano y me di cuenta que estaba a nada de tocarlo así que rápidamente la escondí detrás de mí y tan sólo desvíe la mirada avergonzada.

Wendy: ehh buenos días, señor Ayala. Digo nerviosa.- p-pasaba por casualidad y me preguntaba ¿si necesita que lo ayude en algo?. Sonrío falsamente.

Pude notar cómo su expresión cambió luego de lo que dije, y lo entiendo, fue muy tonto lo que acabo de hacer, pero no pude evitarlo ya que me tomó por sorpresa, y eso agregándole que él me da un poco de miedo, pero eso es lo de menos. Lo importante acá es que no puedo mentirle a alguien que fue muy bueno con nosotras permitiéndonos trabajar en este lugar, además de que ahora es mi jefe... Deberé buscar la manera de que mi nerviosismo no vuelva a traicionarme porque sino nada de esto acabará bien.

Raymond: ¿señorita?. Dice seriamente.
Wendy: ah sí, lo siento. Lo miro.- la verdad señor es que estaba buscándolo a usted. Digo apenada.
Raymond: ¿a mí?. Pregunta curioso.
Wendy: sí. Afirmo.- verá, lo que pasó es que uno de sus trabajadores me dijo que viniera para ver si podía asignarme alguna tarea que realizar, ya que lo hizo con los demás menos conmigo. Le explico.- es por eso que estoy acá, señor. Digo bajo.
Raymond: okey. Dice dudando.- ¿y podría decirme quién exactamente la envió aquí?. Me interroga.
Wendy: f-fue el señor Sergio. Respondo un poco asustada.

Después de que respondiera a su pregunta ya no dijo nada más y solamente se quedó mirándome de manera seria. Sé que en el fondo duda de mis palabras, en la manera en cómo su mirada recae sobre mí me lo dice todo, y lo mismo sucedió ayer cuando le expliqué todo lo de nuestra madre así que no me sorprendería que lo hiciera de nuevo, pero es comprensible, para cualquiera es difícil confiar en alguien que apenas está conociendo y más si este trabaja para esa persona.

Sin embargo, el silencio que hay entre los dos sólo hace que me ponga aún más nerviosa y la intensidad en cómo me mira... La verdad es que no sé cómo describir todo esto pero, sólo espero que no sea muy duro con sus palabras.

Querido SeñorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora