Narra Wendy
La puerta se cerró de golpe, así que voltee asustada, pero escuché pasos acercarse y luego la voz de un hombre.
Xx: ¿en qué puedo ayudarlas?. Dice con tono serio y frío.
Regresé mi mirada hacia en frente y vi a un hombre con unos libros en las manos acercarse al escritorio que estaba delante de nosotras mientras nos miraba fijamente. Éste vestía traje y corbata color negro, como los otros dos tipos de hace rato, más sin embargo era un poco mayor.
Xx: mucho gusto, soy Raymond Ayala. Se presenta.- uno de mis hombres me dijo que tenían que hablar conmigo, así que, el tiempo es de ustedes señoritas. Nos observa detenidamente.
Luego él se sentó, su mirada me parecía intimidante, pero no sólo era eso sino también su semblante, me imagino que debe ser un jefe bastante autoritario.
Maritza: mucho gusto señor, mi nombre es Maritza Hernández. Se presenta.- y soy hija de la señora Allison Hernández. Lo mira.
Raymond: ¿y ella quién es?. Preguntó de manera seria.En cuanto terminó su oración lanzó su mirada hacia mi, y era como recibir una clase de bala perdida ya que no la esperaba, sus ojos eran como la de un águila que buscaba a sus presas para comérselas, lo que hizo que me quedara totalmente parapléjica.
Maritza: ¿eh?. Voltea confundida.- ¡ah si! ella. Me mira y toma mi mano.- ella es Wendy, mi hermana menor.
Maritza me atrajo hacia ella pero estaba con la mente en blanco ya que el señor no apartaba su mirada de mi lo que hacía que me pusiera nerviosa, no estoy acostumbrada a que alguien me mire y mucho menos de la manera que él lo hace. En eso sentí que me dieron un pequeño codazo entonces miré a Maritza y ella sólo me miraba de manera seria, entonces hizo una señal para que hablase, así que me acerqué un poco y saludé al señor.
Wendy: mucho gusto señor Ayala. Sonrío nerviosa.
Me quedé unos cuantos segundos mirándolo fijamente pero luego regresé a mi lugar para que así Maritza siguiera con la conversión.
Maritza: bueno señor, ahora que sabe nuestros nombres y como se lo mencioné anteriormente, somos hijas de la señora Allison Hernández, ¿se le hace conocido su nombre por casualidad?. Pregunta.
Raymond: tal vez. Responde cortante.-hubo una señora con ese nombre que trabajó en este lugar. Nos mira.- pero nunca la escuché mencionar que tuviera dos hijas.- Dice serio.- ya me dirá usted que motivos tendría una madre para ocultar a sus hijas.
Maritza: bueno, eso...
Wendy: tal vez haya sido por precaución. Interrumpo a Maritza.- nuestra madre siempre fue alguien que se preocupaba por nosotras y nuestra seguridad. Digo confiada.- así que me imagino que ella nunca nos mencionó fue para protegernos, ya sabe, la violencia ha ido incrementando con los años por lo que muchos padres optan por mantener a sus hijos fuera del peligro. Miro a Maritza y noto su molestia.- o tal vez ella haya tenido sus razones. Digo avergonzada.Después de decir posiblemente una de mis mayores estupideces de mi vida bajé la mirada y me quedé callada, sentí como mis mejillas se sonrojaron por la vergüenza que sentía, pero no lo dije con mala intención solamente decía la verdad de lo que viví o más bien vivimos con Maritza por años cuando mamá estaba viva. Ella casi no nos dejaba salir a la calle o si lo hacíamos debíamos ir acompañadas, eso era antes que ella fuera diagnosticada con cáncer y bueno, se fuera de nuestro lado.
Maritza: lo siento señor, pero a veces mi hermana suele abrir la boca sin antes pensarlo. Dice molesta mientras me mira.
Raymond: no, no está bien, considero que el argumento es válido además, sólo era un pequeña prueba para ver que tan verídicas eran sus palabras, y bueno, no fuesen esa clase de mujeres que suelen venir aquí a menudo. Se levanta de su silla.- por supuesto que se me hace conocido el nombre de la señora Allison, fue alguien que trabajó para mí aproximadamente por trece, catorce años quizás. Mira por la ventana.- pero en el tiempo que trabajó en este lugar jamás mencionó que tuviera dos hijas, sin embargo. Se voltea.- viéndolas bien, si tienen cierto parentesco con ella, más la señorita de al lado. Me mira.Me sorprendí por las palabras del señor, que la verdad no esperaba escuchar, pero por alguna razón éstas hicieron que me sintiera un poco mejor luego de haber pensado que había arruinado todo con mi comentario anterior.
Raymond: pero regresando al tema principal ¿cuál fue el motivo que las trajo hasta acá?. Pregunta de manera seria.- y sobre todo ¿qué tiene que ver toda esta conversión sobre la señora Allison con que ustedes estén aquí hoy?.
Maritza: tiene mucho que ver aunque no lo crea, señor Ayala. Contesta desafiante.- en primera, lamentablemente nuestra madre, o sea la señora Allison, murió hace ya un año debido al cáncer. Lo mira seria.- en segunda, ella antes de morir nos dijo que usted podría ayudarnos en la situación en que nos encontramos.
Raymond: ¿la situación en que se encuentran?. Pregunta curioso.
Maritza: como puede observar traemos nuestras cosas, así que usted deduzca lo demás. Dice de manera sarcástica mientras cruza los brazos.Como me lo temía, de nuevo Maritza y su actitud que siempre termina haciendo que nos echen de todos los lugares donde vamos a pedir empleo, y siendo sincera es que no la entiendo. Pero es mejor que haga algo antes que esto acabe mal.
Raymond: lo siento pero...
Wendy: disculpe. Lo interrumpo.- pero me gustaría decir algo. Me acerco tímidamente.- ehh bueno, lo que mi hermana trataba de decir es que si ¿usted estaría dispuesto a darnos trabajo?. Pregunto un tanto nerviosa.- pero antes que responda a mi pregunta por favor déjeme explicarle. Lo miro.- si nosotras estamos aquí hoy es precisamente por nuestra madre, y como escuchó anteriormente ella murió hace ya un año debido al cáncer y aunque luchó por años para vencerlo no lo logró. Digo triste.- sin embargo antes de morir nos mencionó que quien había sido su jefe por tantos años podría ayudarnos. Él me mira detenidamente.- la verdad es que no nos dio muchos detalles pero fue una promesa que hicimos y en realidad quisiera que ella vea en donde quiera que esté que pudimos salir adelante, así que señor Ayala por favor le pido que nos acepte ya que es prácticamente nuestra única esperanza para que volvamos a tener una vida normal luego de tantos años. Lo miro esperanzada.No sé de donde tomé el valor para decir todo eso pero tenía un nudo en la garganta y unas ganas de llorar tremendas luego de eso. Sólo quiero que nuestra vida empiece a cambiar de alguna manera, es lo único.
Raymond: está bien, les daré trabajo. Dice frío.
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Querido Señor
Hayran KurguSe prohíbe la copia parcial o completa de esta obra. ¡ADVERTENCIA! ⚠ La historia podrá contener escenas +18, lenguaje vulgar y erótico además escenas de violencia. (Leer bajo su propia responsabilidad).