Querido Señor

CAPÍTULO 11

Narra Raymond

Raymond: ¿podría acompañarme?. Le pregunto con firmeza y autoridad. Wendy: ¿acompañarlo?. Dice curiosa mientras me mira fijamente. Raymond: si. Respondo.- necesito hacer algunas cosas, así que aprovechando el encuentro pensaba que tal vez usted podría ayudarme. La miro.
Wendy: ehh claro. Afirma con cierto nerviosismo.- con gusto lo ayudaré señor Ayala.
Raymond: bien, entonces sígame por favor. Señalo el camino.

Ella asintió, así que sin nada más que agregar ambos nos dirigimos hacia la biblioteca, que aproximadamente quedaba a 5 minutos de donde estábamos. Bajamos las escaleras y en total silencio caminamos por los pasillos de la mansión, algo que me para mi no era incómodo, pero aún así podía percibir cierta sensación rara, lo que hacía que el ambiente fuese un tanto extraño.

Al final, decidí dejar de prestarle atención a ese pensamiento y me enfoqué completamente en mi trabajo. El día de hoy se presentó ocupado, con documentos por revisar y firmar, investigaciones pendientes, y un sinfín de responsabilidades. En resumen, mi vida diaria es un caos total por lo que encontrar un momento de paz es un lujo que de vez en cuando puedo permitirme. En fin, suspiré y mientras avanzaba mi mente se sumergía en el trabajo que me esperaba.

En eso, surgió cierta curiosidad por la chica nueva; Podía sentir sus pasos detrás de los míos, pero eran distintos. Un paso más ligero y menos firme... Voltee ligeramente la cabeza, lo suficiente para captar su imagen y darme cuenta que se encontraba a una distancia considerable además con su mirada baja con la cuál muy fácilmente pude discernir su inseguridad, algo que terminó siendo intrigante para mí, pero no quería que eso se llevase toda mi atención por el resto del día, así que opté por romper el hielo y tal vez así esa inseguridad o inquietud que trae la chica nueva se disipe.

Raymond: ¿sucede algo?. Pregunto con voz calmada pero perceptiva.

Ella levantó la vista enseguida, y se notó sorprendida, seguro que por mi pregunta tan repentina, además de que nunca se imaginó que notara su estado así de la nada.

Wendy: oh, no, no es nada, señor. Sacude sus manos en modo de negación.- tan sólo pensaba... Pensaba en lo grande que es este lugar, vaya que es impresionante su mansión. Se ríe de manera extraña.

Me quedé viéndola totalmente confundido por eso último, pero era más que obvio que estaba muerta de los nervios, su manera de hablar y de expresarse lo decía todo. Es entendible porque básicamente es nueva, pero, me sigue intrigando lo que vi ayer a comparación de lo que estoy viendo ahora con ella, pero bueno.

Raymond: okey. Digo con diferencia.- le pediría por favor que estuviese más atenta de las cosas, ya que en cualquier momento pueden surgir emergencias y hay que estar preparados. Me detengo y la miro.
Wendy: sí, señor. Afirma.- en verdad, siento mucho mi ignorancia. Baja su mirada avergonzada.
Raymond: tampoco hay necesidad de disculparse, pero, quisiera que grabara estas palabras. Digo con determinación.- y es que observar los pequeños detalles siempre hace a la mente maestra.

Ella se quedó mirándome fijamente sin pronunciar palabra alguna, no pensaba seguir con el tema, por lo que sin más me di la vuelta y seguí mi camino. Al final y después de todo llegamos a la biblioteca, así que abrí la puerta y dejé que la señorita pasase primero haciéndome a un lado, aunque con miedo y vergüenza entró con rapidez evadiendo o al menos tratando de evadir cualquier clase de contacto visual conmigo. No quise hacer comentario alguno así que tan sólo ignore lo sucedido.

Seguidamente entré y cerré la puerta, lo primero que pude observar es que ella con admiración, que era muy evidente cabe recalcar, miraba a su alrededor. Sus ojos se detenían en cada detalle, como si intentara absorber la esencia de todo lo que la rodeaba. Las estanterías llenas de libros, los muebles cuidadosamente dispuestos, e incluso las pequeñas imperfecciones del lugar parecían capturar su interés.

Wendy: si que son muchos libros. Dice con una mezcla de asombro y curiosidad.
Raymond: ¿Eso cree?. Pregunto mientras camino.
Wendy: sí. Afirma.- bueno, a comparación de la biblioteca donde trabajé hace tiempo, si que lo es. Toma un libro y lo ve con cierta tristeza.
Raymond: ¿Trabajó cómo bibliotecaria?. Indago.
Wendy: algo así. Dice con cierto desánimo .- fue uno de los tantos trabajos que tuve para combatir la enfermedad de mi madre, y creí que esforzándome lograría salvarla, pero, veo no fue así. Suspira y deja el libro en su lugar.

Veo que la pérdida de su madre le sigue afectando de manera considerable, e igual que ayer intenta ocultarlo, sin embargo, perder o tener que dejar a alguien importante que marcó nuestras vidas siempre será parte de un duelo, pero, el hecho que tengas que martirizarte día con día creyendo que no hiciste nada por esa persona me parece un acto demasiado cruel por parte de la mente humana.

Raymond: el esfuerzo y la dedicación son el reflejo del amor y del compromiso, por lo que arrepentirse de ello, es como negar lo que nos hace humanos. Digo con tono reflexivo.- aprender a reconocer que ningún esfuerzo ha sido en vano, es el precio de haber amado profundamente a quien dedicaste tus días de lucha continúa.

Tomo un libro y extiendo mi mano hacia ella esperando a que lo tomara, pero en un momento de silencio ella se quedó mirándome de una manera que no sepa describir con total exactitud pero tal vez la palabra correcta sea ¿Conmovida?... No lo sé, pero fue algo que no había visto en mucho tiempo. Después de eso, ella extendió sus manos tomando el libro con sumo cuidado, como si de un objeto precioso se tratase.

Raymond: y de antemano, quisiera darle mi más sentido pésame por lo sucedido con su madre, ayer ya no tuve la oportunidad de hacerlo. Digo con tono serio.
Wendy: gracias, señor. Dice con timidez.
Raymond: bien, entonces, es hora de volver al trabajo. Me volteo y empiezo a caminar.- no hay tiempo que perder.
Wendy: Sí. Afirma para después venir siguiéndome el paso.

Después de un momento de reflexión, intenté que mi mente volviera a enfocarse en todo el trabajo que debo realizar, por lo que ya no hay espacio para más distracciones el día de hoy.