Estremecedor

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Capitulo IV

Las pequeñas en el prado.
Una pequeña pelinegra estaba herida en su rodilla, sentada lloraba lamentándose su dolor, una pequeña pelirroja se acercó hacia ella para extender su mano.
Nos recordó a nosotras Tere.

– Déjame ayudarte...

~ Solo hicistes todo peor.

– No era tu culpa y no deberías de cargar con algo que no hicistes tu, son cosas y sucesos que pasan, no podemos evitarlos pero si ser precavidos, no me interesan en lo más mínimos mis compañeros pero me gustaría que fueras mi amigo, prometo que estarás bien en mis brazos.

Note un sonrojo en sus mejillas, las mías se pusieron igual.

– No lo pensé...eh.

~ Si si, ya me di cuenta.

Le mostré una pequeña sonrisa y su sonrojo se puso peor.

– Pero ahora que hice?.

~ Ya cállate.

– Tsk...

Soltamos una risa los dos, lo ayude a levantarse para llevarlo a las gradas, le dolía algunas partes de su cuerpo, por suerte tengo todo a la mano empecé a curar algunas de sus heridas aunque no quise pasarme más de sus brazos, cuello y rostro.

– Hice todo lo posible, por favor, ve con la de defensa estudiantil, esto no se puede seguir repitiendo, a no ser de que quieres que te siga curando.

~ Estás coquetando conmigo.

– Que yo sepa no.

~ Eso me parecía.

Subí un poco una ceja y aquel se hecho a reír, hice una mueca de rabia para tocar con mi dedo una de sus heridas escuchando un quejido de parte de el.

– Dale, ríete.

Aquel le seguía dando risa mi enojo. No pensé hacer una amigo tan rápido.
Teresa se va a poner celosa :°

– Bien amiguito, ahora cuéntame todo de ti.

~ Me vas a abrir una carpeta de investigación?.

– Si vendes droga si.

~ Vale...espera que dijiste?

– Que me cuentes de ti.

~ Sospecho que no dijistes eso pero okey, me llamo Helen Otis y tengo 16 años como todos no?.

– Ya, bueno yo soy Leonora Flinns, ya la edad es obvio pero dime, es eso cierta de que te gusta dibujar.

Note...cierta...incomodidad ante ello, pensé que de seguro era que le avergonzaban tal talento.
E

l solo suspiro pesadamente y me volvió a ver.
Sus ojos azules me ponen nerviosa.

~ Si, me gusta dibujar.

– Eh ya, pero, no hacía falta ese momento dramático silencioso.

~ Me pregunto, porque exageras las cosas?

– Yo!, Exagerada?, Solo dije la verdad.

~ Como digas....dime algo decoración o que?.

Hablo de mi cinta rosada en mi cabello negro.

– Simplemente, jodete.

No pensé pasar todo el receso hablando con el, es agradable, algo serio y distante pero había que buscarle la solución para poder llevarse bien con el, no estaba tan mal después de todo.
Lamentablemente dijo que no podíamos andar por ahí juntos, lo dijo según el por mi bien.
Para evitar problemas solo le hice caso cuando nos fuimos tome una ruta un poco más larga al salón.
Cuando llegue, todo estaba muy tranquilo, tome mi asiento a espera de mi amiga la cual no tardo mucho en llegar.
La clase empezó.

Íbamos saliendo después de tantas tareas y deberes que Tere y yo solo pensamos en llegar y dormir por horas.
Cada quien a su casa.

— Ya volvimos...

— Me alegra mucho el saberlo niños, descansen para que vengan a almorzar.

– Si si si dónde está el perrito y el gatito?.

Corri a buscarlos en el patio y ahí estaban, jugando, pero al verme por obvias razones se asustarían.
Parecían tan inocentes...pero....porque al verlos por tanto rato...parecían sonreír?.

La Culpabilidad (En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora