VI

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Dentro de una cueva, que esta vez no tiene un castillo con un maniaco –también conocido como Rubí–. Está el joven calentando sus manos en una fogata, ya es de noche y el agua que logró recolectar luego de usar un tronco ahuecado como envase, se está acabando [tengo que suministrar mejor] calcula el joven. Ya oscureció, ya no le queda tiempo de ir por más agua y volver, sería muy peligroso [¿cómo serán las criaturas corruptas ahora?]. Estos seres se identifican por ser bastante peligrosos, y en algunos casos, contagiosos, debido a la habilidad que tienen de poseer a otros con un nivel de magia vulnerable, sin embargo estos casos son muy raros. Aún así, el joven sabe que es mejor mantenerse en la cueva hasta que los soles vuelvan a salir, desconoce mucho de lo que ahora lo rodea. Con la fogata y la noche trayendo recuerdos, el joven piensa en lo que será de su nueva vida con un nuevo cuerpo, un nuevo futuro. Esta vez, podrá usar su talento mágico sin los efectos secundarios con los que su cuerpo anterior lo castigaba. Levanta sus brazos y los rota en varios ángulos, observándose a la luz del fuego, son delgados y largos, parecidos a los que anteriormente tenía, la diferencia es que estos no tienen cicatrices que le recuerden su pasado.

[Nuevo cuerpo, nueva vida]

Se supone que este cuerpo sería parecido al de su vida pasada, –se supone porque nada parecía resultar como el joven planeaba– ya que su nuevo cuerpo no se parece en casi nada. Pudo ver lo único que se parecían, cuando el lago reflejó su mirada, esta tenía un celeste tan cristalino como el lago que lo reflejaba –sigue teniendo el mismo color de ojos– pero lo demás era muy ajeno a lo que él estaba acostumbrado. Esto no le desagradó en lo más mínimo, de hecho su actual imágen calza muy bien a sus gustos. Mientras piensa en cómo su vida ha cambiado, acomoda su larga cabellera, y deja algunos mechones escaparse de forma desordenada hasta caer sobre su delicada cara que sigue siendo iluminada por el fuego. Pero pronto, algo lo saca de sus pensamientos, un fuerte eco que le está alertando algo.

[Pisadas. ¿No puede ser Rubí?], piensa en lo molesto que sería volver a lidiar con el tipo de ojos rojos, pero entre más escucha, más se da cuenta que no es él. Las pisadas son de varias personas, así que era Rubí con compañía o nuevos desconocidos, y esto es suficiente para que el joven cree una alerta mental y apague el fuego inmediatamente, entre esto oculta los rastros que prueben que él estuvo ahí y al mismo tiempo busca una piedra lo suficientemente grande para poder esconderse. Encontrar una piedra no era muy difícil en esta cueva, tiene muchas y todas son de diferente tamaño, pero se decide por una lo suficientemente grande y bien posicionada, para que sea difícil de ver qué está detrás de ella sin importar el ángulo en la que se vea. Ya estando atrás de la roca, el joven de pelo blanco empieza a revisar sus niveles de magia y lo primero que se le viene a la cabeza apenas los ve es: [Qué mierda]. Su magia sigue siendo inestable, y usó todo lo que tenía para teletransportarse, sabe que si no fuera por el hecho de que tiene un nuevo cuerpo, él muy probablemente hubiera terminado inconsciente por al menos una semana –así de crítico era el estado de su cuerpo anterior–. El cuerpo actual, ahora mismo está muy débil, pero el anterior no tiene comparación. Solo espera que una vez salga de esta cueva y llegue a Topla, pueda comprar una píldora de magia estabilizante, así podrá disfrutar de su nuevo cuerpo en su totalidad. Pero antes de eso, necesita lidiar con la situación en la que se encuentra ahora mismo. La oscuridad se va disipando conforme las pisadas se acercan, así sabe que la gente trae antorchas. No puede saber más que eso, ya que está de espaldas y por lo tanto no los está viendo. Por la posición en la que se encuentra, es imposible que el joven pueda ver que quienes se han acercado son mercenarios de la peor clase.

''Ya no quiero caminar más'' quien parece ser el más joven del grupo, para de caminar y estira sus piernas al hablar.

''Hay que llegar al final. Es más difícil que un corrupto llegue hasta el fondo'' dice otro sin parar de caminar. Acercándose a la roca donde el joven se esconde.

Los dos lados de la luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora