DOCE

1.1K 64 28
                                    


Tell me... Why'd you have to go and make things so complicated? I see the way you're acting like you're somebody else...

—Suenas a gato atropellado.

And you fall, and you crawl, and you break, and you take what you get, and you turn it into —canto más alto.

Hunter trata de taparme la boca con la mano que no está al volante, pero lo esquivo y sigo cantando. O lo intento, al menos, porque la risa no me deja escuchar la canción de Avril Lavinge y me he perdido.

—¿Desde cuándo te has hecho con el control de la radio de mi coche? —La voz de Hunter suena amarga.

—Venga, admite que, desde que escuchas mis canciones, tienes más ganas de vivir. Mejor estas reinas que cadáveres, ¿no?

—Oh, desde luego, porque Complicated es una canción megapositiva, ¿verdad?

Touché.

Llegamos al instituto justo cuando Avril se calla y da paso a Demi Lovato. Me parece un sacrilegio cortar La La Land, pero tengo Matemáticas a primera hora y no quiero llegar tarde.

Hunter me tiende la mano y yo me dejo arrastrar por él casi de manera automática. Nueva semana, la misma mierda. Y después del post de @coticreek es más importante que nunca que finjamos estar enamorados. No publicamos nada en Instagram este fin de semana, y después del comentario de Brody la cuenta de salseos del instituto subió a stories una disculpa y admitió que la información dada era errónea, pero no me fío. Incluso después de la rectificación, he seguido recibiendo varios MDs plagados de insultos. No es agradable.

No debería afectarme, pero la verdad es que lo hace. Supongo que los cuernos son un tema sensible para mí. Estoy acostumbrada a ser la cornuda y me jode que haya gente que se crea que yo sería capaz de hacer pasar a alguien por lo mismo por lo que he pasado yo.

Mi mejor amigo me acompaña hasta la taquilla y espera pacientemente a que saque mi libro de cálculo.

No deja de mirarme, ni siquiera cuando cierro la taquilla.

—¿Qué? —pregunto, finalmente—. ¿Tengo algo en la cara?

Hunter parpadea, como si no se hubiese dado cuenta de lo que estaba haciendo.

—No.

Alzo una ceja.

Sé que miente. Me ha salido tal protuberancia en la frente que parezco un unicornio y ni todo el maquillaje del mundo ha sido capaz de camuflarlo. Él tiene suerte. Nunca ha tenido ningún brote de acné. Ni uno solo. Yo todavía me acuerdo cuando mi cara parecía una bolsa de arroz. Desde los trece hasta los quince años me salían tantos granos que hasta me dolían. Por suerte, yo me libré del aparato dental, algo que Hunter no esquivó. Sigo pensando que salí perdiendo con el reparto, porque él ahora tiene una sonrisa preciosa y a mí todavía se me notan algunas marquitas en la cara.

—Me estabas mirando el grano.

—Ah, ¿te ha salido un grano?

—Gracias por el esfuerzo, pero se ve desde la Luna.

—Con razón esta mañana he recibido una llamada de la NASA. Me quedo más tranquilo sabiendo que el satélite que ha pillado su radar es, en realidad, el grano de tu frente.

Capullo.

Le saco el dedo corazón y él se echa a reír.

Uf, porque tengo que fingir que estoy loca por él, que si no lo mataba. Y, hablando de eso...

Nunca digas nuncaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora