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capítulo tres ★ el fuego se junta con la gasolina
❛ when the fire dies, darkened skies hot ash, dead match, only smoke is left. ─ fire meet gasoline; sia.
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ACADEMIA YŪEI 🧊 ABRIL 2O3O
Unas semanas antes del ingreso a la academia, cuando supieron que estaban aceptados, se les ofreció a los estudiantes la posibilidad de crear su propio traje de héroe. Al ser los que más conocían acerca de sus quirks, la mejor opción es que ellos pudiesen diseñarlo a su propio gusto y que las compañías apadrinadas a la Yūei lo fabricasen. Esto instauró una creciente duda sobre la Sonozaki, quien, pese a haber empleado su particularidad durante toda (la mayoría de) su vida, no pudo evitar alcanzar la misma conclusión: su don era versátil y bastante peculiar, para ser honestos. No sabía mucho de las debilidades que poseía; sólo de una en especial la cual suponía un gran problema en distintos entornos de lucha y contra específicos oponentes. Al no encontrarle una solución, optó por diseñar un uniforme que era más bien estético antes que funcional.
Antes de llegar a dicha conclusión, pensó por unos segundos si pedirle ayuda a Nemuri, sin embargo, decidió que lo mejor sería no molestarla con sus tonterías y aprender a hacer cosas por sí misma sin depender de la heroína.
En cuanto se adentró en el aula, varias miradas se vertieron sobre su figura. Es lo habitual cuando eres alguien que arriba tarde a cualquier acontecimiento importante, incluido las clases diarias. Algunos la sonreían, a modo de saludo; no entendían la máscara de plástico que portaba la fémina detrás del gesto devuelto. Otros, preferían mantener un semblante serio; analizador en cuanto al talante de la adolescente, que parecía ocultar más allá de la fachada que pretendía mostrar a todos: aquel aspecto de alguien fuerte e indomable, que, según lo que vieron el día anterior durante la prueba de aprehensión de dones, tenía un potencial inédito y desconcertante. Shina atesoraba un corazón de cristal muy incapaz de suprimir los impulsos y las emociones que se integraban en su ser sin permiso previo, no obstante, ese sería su arma de doble filo para evitar que el resto —incluyendo a su propia familia— se percatase de que los bloques de piedra que protegían al frágil órgano vital y latente, en realidad no era nada más que capas de talco que podían ser ralladas con facilidad.
