Capítulo 1

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—¿Por qué soñé con eso?... ¡Los preparativos de año nuevo!.

Al despertar y procesar mi último sueño, mis ojos se dirigieron al techo claro de mi habitación, apenas iluminado por los primeros rayos del sol que marcaban el inicio de un nuevo día de trabajo en el templo. Como de costumbre, seguía una rutina establecida. Me levantaba temprano, me daba un refrescante baño, me vestía y desayunaba antes de organizar a los demás para dar inicio a la limpieza del templo, tanto en su interior como en su exterior.

Aunque nuestro hogar no era tan espacioso en comparación con otros, se debía en parte a que una porción de este se encontraba construida sobre el lago que mi señor cuidaba con tanto esmero. A pesar de que no éramos muchos en número, cada uno de nosotros se esforzaba al máximo en nuestras tareas diarias. Era nuestra manera de mostrar devoción y gratitud hacia nuestro señor y hacia nuestro hogar.

En mi rol diario, tenía la responsabilidad de supervisar y organizar los labores a lo largo del día, asegurando que cada rincón estuviera en orden. Esto para algunos, podría parecer una rutina monótona y en ciertamente no estarían equivocados. Sin embargo, hoy era un día especial, ya que se acercaba una celebración de gran importancia: el año nuevo. En esta ocasión, estaría ausente del templo ya que me trasladaría junto a un grupo de familiares al majestuoso templo de los doce.

No pude evitar distraerme un poco mientras caminaba por los claros pasillos del templo. La luz del sol que llegaba a través de los vitrales creaba llamativas formas coloridas en el suelo; aunque veía esto todos los días, siempre encontraba entretenimiento en ello. El sonido de pasos acercándose a mi dirección me hizo volver a la realidad , así que levanté la mirada. Era Keel, un chico con cabello y ojos castaños y tez clara. Recientemente se había unido a nuestra familia, por lo que aún parecía un poco perdido al recorrer el templo. Cuando nuestras miradas se cruzaron, él sonrió amablemente.

—Señorita Bahir, ¿estás lista para recibir el año nuevo? ¿Tienes planes después del anuncio?- pregunta Keel, mostrando interés, se le notaba realmente contento.

—Buenos días, Keel- respondo con cortesía —Estaré lista una vez que todo esté en orden aquí, aunque parece que será difícil, los banderines de nuestro señor aún no han sido reemplazados a pesar de que les dije la semana pasada- añado con un poco de frustración, de solo recordar me hacía sentir molesta.

—Parece que tiene una agenda muy ocupada incluso en vísperas de año nuevo- comenta Keel, observándome con curiosidad.

Respiré hondo, intentando calmar mis molestias. No llegaría a nada si seguía pensando en ello, y hoy tenía el tiempo contado. Un poco más despejada y retomé camino junto a Keel, a quien le sonreí amablemente.

—Como sucesora de Nana y mano derecha del joven Hydrus, no puedo permitir que descuiden sus deberes. Además, debo permanecer en el gran templo junto a él después del anuncio. Por cierto, ya te expliqué las reglas y algunas cosas más. ¿Hay algo que no te haya quedado claro? - explicó determinadamente; soy consciente de la importancia de mis responsabilidades y no puedo permitirme abandonarlas por simples caprichos. También debo asegurarme de que el nuevo se sienta en confianza.

Se notaba que Keel seguía algo confundido, pero antes de que pueda decir algo, me observó con algo de nerviosismo, aunque su expresión cambió repentinamente a una de impresión, como si hubiera recordado algo.

—Es cierto, antes que lo olvide, los demás designados se adelantaron. Dijeron que irían al mercado a comprar algunas cosas faltantes en el puerto interior. Nos esperarán allí y... respecto a mis dudas, hay una, desconozco quién es Nana, pero parece ser que todos la adoran - comenta Keel, con una mirada expectante.

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