Capítulo 5

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A la mañana siguiente, en otro templo, se encontraban un par de diosas disfrutando de un pequeño aperitivo. La más joven, Antlia, reflejaba angustia y preocupación, mientras que Circinus, dueña del recinto donde se encontraban, mostraba serenidad.

—¿Qué opinas de este asunto Circinus? ¿No temes ser atacada también? Debería visitar a Hydrus más tarde- Preguntó Antlia, con un gesto de preocupación en su rostro, miró a Circinus

Circinus "la dama de las artes" era la sexta de las deidades. Con su cabello negro y tez clara, se destacaba entre los demás. Lo que llamaba la atención sobre ella era la venda que cubría sus ojos, ya que era incapaz de ver.

—No me preocupa, mi gente es muy capaz y cuidadosa. Ahora, con esta situación, sé que se esforzarán aún más, además, tienen los pinceles que les di, si los invasores atacan, no tendrán oportunidad; en cuanto a Hydrus, estoy segura de que tu visita será un gran consuelo — aseguró Circinus tranquilamente mientras disfrutaba de su té. Pocas cosas perturbaban su paz, y confiaba en las habilidades de sus familiares para proteger su templo.

—Sé que tu gente es muy capaz, pero de todos modos es un asunto preocupante. No sabemos si es algo dirigido únicamente contra Hydrus o si afectará a todos nosotros. Seguro que Horologium y Lynx nos informarán pronto... o eso espero —balbuceó pensativa, mientras reflexionaba sobre la situación, solo anhelaba no estar desinformada por mucho tiempo.

Circinus asintió con serenidad, comprendiendo las inquietudes de Antlia. Tomó otro sorbo de su té y luego colocó la taza con cuidado sobre la mesa.

—Si tanto te angustia, deberías hacer cambios en tu templo. Debes ser capaz de guiar a tu familia para defenderse. Ellos harán lo que les pidas, después de todo tienes 180 años y se te enseñó todo lo necesario —recordó, manteniendo su carácter tranquilo.

—Sí, tienes razón, ejem... Cambiando de tema, puede que ya hayan hecho esta pregunta antes pero ¿Por qué Horologium oculta su rostro? Creo que no he escuchado alguna explicación al respecto —preguntó la menor, sonriendo nerviosa. No quería recibir un regaño justo al comienzo del día, tal vez desviando el tema podría evitarlo.

—Nadie lo sabe, excepto Phoenix, y ella no está dispuesta a hablar al respecto, es algo que todos nos preguntamos. Según tengo entendido, Horologium oculta su rostro desde antes de la llegada de que llegara Pyxis —comentó Circinus, tratando de recordar cualquier detalle que pudiera haber pasado desapercibido.

Antlia frunció el ceño ante la respuesta. Suspiró y se dejó hundir un poco en su asiento, expresando su decepción. Sabía que Circinus no tardaría en regañarla por su mala postura al sentarse de esa manera. Rápidamente, se recompuso y se acomodó en su asiento, enderezando su espalda.

—Entonces la idea de buscar en algún libro es inútil —se quejó la peliazul resignando sus opciones.

—Octans, Volans y Pyxis ya intentaron investigar, pero no encontraron nada, los datos más antiguos hablan de un par de siglos antes de la existencia de Pyxis, o al menos eso es lo que me comentaron; además, como podrás observar, carezco de visión—explicó la pelinegra, manteniendo una postura recta, tampoco estaba tan interesada en el tema realmente.

—Eh... Sí, lo siento, tal vez hablé de más, hmmm, ¿podrías enseñarme a usar uno de tus pinceles? Mis habilidades aún no están muy desarrolladas —pidió sonriendo. No estaba mintiendo, aún no comprendía del todo sus habilidades y sentía curiosidad por utilizar las herramientas mágicas de Circinus.

—... Supongo que, con la situación actual, no puedo permitir que estés muy desprotegida, después de todo, eres como una discípula. Bien, pero te advierto que seré más estricta que en las lecciones comunes —aceptó, dejando en claro sus intenciones.

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