Capítulo 3: Nate

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Lucy nació en un pequeño pueblo cerca de París llamado Fontainebleau. Su madre siempre había querido tener una hija, pero cuando quedó embarazada de Lucy, la noticia vino con una gran preocupación: su madre tenía muchos problemas de salud, y un embarazo de alto riesgo podría ponerla en peligro. A pesar de los riesgos, su madre decidió seguir adelante con el embarazo, y durante todo ese tiempo, luchó para mantenerse sana y dar a luz a su hija.

Sin embargo, la tragedia golpeó a la familia cuando Lucy nació. Su madre no resistió el parto y falleció. El padre de Lucy, Bernard, quedó destrozado por la noticia. Había perdido a su esposa y ahora se encontraba solo para criar a su hija recién nacida y a su otro hijo de once años. Pese a que intentó cuidar a Lucy al principio, no podía superar la muerte de su esposa. Su padre empezó a tener problemas con el alcohol y a menudo en sus borracheras se desahogaba en Lucy, culpándola por la muerte de su esposa.

Nate, su hermano mayor, siempre estaba allí para protegerla y consolarla. Siempre se aseguraba de que Lucy estuviera segura, y hacía todo lo posible para distraerla de los maltratos de su padre. Nate se convirtió en la figura paterna para Lucy y en su mejor amigo. Se preocupaba mucho por ella, y siempre trataba de que ella estuviera bien, incluso a costa de su propia felicidad.

Aunque la infancia de Lucy no fue fácil, ella tenía una gran imaginación y a menudo se perdía en sus propios mundos imaginarios para escapar de la realidad. A medida que crecía, se dio cuenta de que el arte era una forma de escapar del dolor y la tristeza que sentía en su hogar. Su hermano Nate siempre apoyaba sus intereses artísticos y a menudo la llevaba a París a visitar los museos y exposiciones de arte para inspirarla.

Lucy nunca hablaba de su pasado con nadie, ni siquiera con sus amigos más cercanos. Pero cuando estaba sola, solía sumergirse en sus recuerdos y se preguntaba cómo habría sido su vida si su madre no hubiera muerto y si su padre no hubiera desarrollado una adicción al alcohol. A pesar de todo, Lucy seguía adelante y hacía lo que podía para superar su pasado y vivir el presente.

Tenía diecisiete y estaba a punto de graduarse del colegio. Su padre había empeorado en los últimos años, consumido por el alcohol y la culpa por la muerte de su esposa. Un día, llegó a casa completamente borracho, llorando y culpando a Lucy por la muerte de su madre. El hombre estaba más borracho de lo usual, había comenzado a insultar a Lucy y en un arranque de ira buscó golpearla. Nate, quien había llegado temprano esa noche, intentó intervenir para proteger a su hermana. Pero las cosas se salieron de control y la situación terminó en una pelea.

Nate era un joven de veintiocho años, alto y fuerte, pero su padre no se quedaba atrás, era más alto que Nate y los años le hicieron ganar más fuerza. Los golpes de padre e hijo sonaban en la casa y los muebles se movían de un lado a otro. La pelea fue intensa y ambos hombres recibieron golpes y los gritos e insultos llenaron la habitación mientras Lucy observaba horrorizada. Finalmente, Nate logró vencer a su padre y lo dejó tendido en el suelo.

Nate después de esto sabía que no podían quedarse allí. La situación en la casa se había vuelto insostenible y Lucy no podía seguir viviendo bajo el mismo techo que su padre. Sin pensarlo dos veces, Nate le dijo a su hermana que hiciera una maleta y que se fueran juntos a París.

Lucy no podía creer lo que estaba sucediendo, pero sabía que Nate tenía razón. Necesitaban alejarse de su padre para empezar una nueva vida juntos. Así que, con lágrimas en los ojos, empacó lo que pudo y se fue de su pueblo sabiendo que no volvería nunca más, para irse con Nate hacia la ciudad de la luz.

Lucy y Nate se instalaron en un pequeño apartamento en la ciudad de París, en un barrio céntrico y pintoresco. El apartamento era modesto, pero acogedor, y les permitía vivir juntos y comenzar una nueva vida. Lucy se matriculó en una universidad de artes, en la que comenzó a estudiar sobre pintura y escultura. A Nate le encantaba la cocina, y consiguió trabajo como chef en un restaurante cercano, donde su habilidad culinaria se hizo notar rápidamente.

Detrás de la sonrisa tristeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora