Detrás de la sonrisa triste

Capítulo 2: En la cima de París

Viktor y Lucy seguían saliendo juntos en su tiempo libre, explorando los rincones más escondidos de París. A menudo, iban al parque cerca de la cafetería donde se conocieron por primera vez, donde se sentaban en un banco mientras disfrutaban de un helado o un café mientras Lucy dibujaba la Torre Eiffel que se asomaba por el horizonte.

También habían compartido almuerzos en pequeños restaurantes, donde charlaban sobre sus intereses, sus pasatiempos y sus sueños. Descubrieron que compartían una pasión por la música clásica y el arte contemporáneo, por lo que a menudo visitaban museos y galerías juntos, admirando las obras y discutiendo sus impresiones. A Lucy le encantaba, y Viktor se disponía a llevarla cada que pudiera. Se sentían cómodos juntos, y su amistad se estaba profundizando con cada salida que compartían.

Aunque tuviesen nuevas experiencias, siempre regresaban a la cafetería donde Lucy trabajaba, donde habían compartido su primera conversación. Viktor disfrutaba de la cálida atmósfera del lugar y de la sonrisa de Lucy detrás del mostrador. Ella lo recibía con un saludo amistoso y una taza de café humeante, y juntos pasaban horas hablando de todo y nada en particular.

Había una conexión especial entre ellos, una amistad que se estaba convirtiendo en algo más profundo. Pero, si bien Viktor sentía algo más por Lucy, no estaba seguro de cómo decirle lo que sentía. Temía arruinar la hermosa amistad que habían construido si se arriesgaba a confesar sus sentimientos.

Por ahora, disfrutaba de su tiempo juntos, compartiendo experiencias nuevas y aprendiendo el uno del otro. Pero en el fondo, su corazón anhelaba algo más, algo que sabía que solo podía encontrar con Lucy a su lado, quería conocer más sobre ella, sus intereses, sus sueños, y especialmente su pasado.

Sin embargo, cada vez que tocaba el tema, Lucy se volvía reservada y distante. Ella no era muy abierta acerca de su vida personal, y Viktor lo respetaba, pero a veces se preguntaba si ella estaba tratando de esconder algo. Él sabía que Lucy había luchado con la depresión, y aunque ella parecía estar mejorando, él temía que hubiera algo más profundo que ella estaba ocultando. No quería presionarla para que se abriera con él, pero al mismo tiempo, quería estar allí para ella si necesitaba ayuda.

Pasó el tiempo, Viktor y Lucy planearon otra salida, esta vez se encontraban en el centro de la Plaza de la Concordia, rodeados por la belleza de la ciudad de París. Las columnas de la plaza y la imponente estatua de la diosa griega de la sabiduría, Atenea, capturaban la atención de los visitantes. Viktor, emocionado por poder compartir su pasión por la historia de la ciudad con Lucy, comenzó a contarle los detalles sobre cada monumento y edificio que rodeaba la plaza.

Viktor le explicaba a Lucy cómo la plaza de la Concordia había sido testigo de algunos de los eventos más importantes de la historia francesa, desde la Revolución Francesa hasta los desfiles militares que se celebraban allí en la actualidad. Lucy se sintió emocionada al escucharlo hablar con tanta pasión sobre la historia, algo que ella misma había estudiado y que también le apasionaba.

Lucy, cautivada por las historias que Viktor compartía con ella, prestaba atención a cada palabra que salía de su boca. Se sentía afortunada de tener a alguien como Viktor en su vida, alguien que no solo compartía sus intereses, sino que además la ayudaba a salir de su caparazón de timidez y la hacía sentir viva otra vez.

Mientras caminaban por la plaza, Lucy tomó la mano de Viktor y él la miró con sorpresa, pero no pudo evitar sentir una cálida emoción recorrer su cuerpo, ella, emocionada dijo:

– ¡Viktor, la rueda de la fortuna, veamos el atardecer desde la cima! – Con los dedos entrelazados, caminaron juntos por la plaza de la Concordia. Lucy seguía emocionada por la rueda de la fortuna que estaba en el centro de la plaza. Viktor no había montado nunca en una, pero no se negó ante la emoción de Lucy.