—¡Mexicanos, vivan los héroes que nos dieron patria y libertad!...— gritó con todo fervor el embajador Gilberto Bosques.—¡Viva Hidalgo!
—¡Viva!— gritaron a coro los cuarenta y tres miembros de la embajada Mexicana, recluidos en el Hotel Dressen.
—¡Viva Morelos!
—¡Viva!
—¡Viva Allende!
—¡Viva!
—¡Viva la corregidora Josefa Ortiz de Domínguez!
—¡Viva!
—¡Viva México!
—¡VIVA!
—¡Viva México!
—¡VIVA!
—¡Viva México!
—¡VIVAAAAAAAA!
Se escuchaban los plausos jubilosos de todos los presentes junto al replique del pequeño timbre del lobby del hotel, simulando la Campana de Dolores. Luego todos comenzaron a cantar su hermoso Himno Nacional.
Aunque bien entonaditos, todos cantaban a media voz ya que una entrañable nostalgia por su tierra les hacia doler el pecho; y más, al recordar que esta era una mínima celebración en comparación con la grandiosidad de las Fiestas Patrias que en ese momento deben acontecer en la Nación Mexicana.
A poco más de ocho meses de seguir inclaustrados en Bad Godesberg, los 43 trabajadores de la Embajada Mexicana se las habían ingeniado muy bien para mantener la moral alta y la cordura, aún conservando la dulce esperanza de la libertad.
Pero ese día en particular, dolía más que nada.
Ver su pequeña bandera dibujada en un trozo de papel pegada a un palo de madera, hondeando de ida y vuelta, y el Himno cantado a media voz, les hizo recordar los gritos desaforados de la multitud festiva en la Plaza de la Constitución, el ruidero salvaje de las matracas y trompetas que lastimaban los tímpanos; las campanas de la Catedral Metropolitana repiqueteando sin cesar; y los atronadores fuegos artificiales que incendiaban el cielo en multicolor.
Era tan insípido ese 15 de Septiembre en comparación. Pero era el suyo, lo más que pudieron hacer...
El Tercer Reich, al saber que preparaban algo para su máximo festejo nacional, les obsequió una "Cena de Gala Mexicana" consistente en papas fritas y un modesto cocktel para brindar. México comía sus papas con una sonrisa forzada. Estaban bastante malas y era apenas un tentempié en comparación con los deliciosos y sustanciosos platillos que acostumbraba preparar para su cumpleaños: El clásico pozole, una buena birria, tacos en sus múltiples variedades ó ya de perdida, unas enchiladas bien picositas.
Algún día, pensó el mexicano, su cocina sería internacionalmente reconocida y alabada, ese será su regalo para el Mundo por que no podía creer que, para los estándares Europeos, esto podría considerarse como una comida en serio. México podría tener muchísimas carencias, pero el sabia que "la panza era primero" que alguien comiera tan mal le era inconcebible. ¡Terrible!
—Feliz cumpleaños mi amada Nación—expresó su Excelencia el embajador Bosques al ponerse de pie y alzar su cerveza en un brindis.— Aunque creo que este puede ser el "peor" cumpleaños que ha tenido en su vida; para mi es todo un honor compartirlo con usted y con todos aquí presentes. Han sido tiempos difíciles, pero estamos aquí, con dignidad y la conciencia tranquila que hemos hecho lo humanamente correcto en tiempos donde, al parecer; es lo que menos importa... México ha sido un protector de la paz desde que se fundó como Nación Independiente y nosotros hemos cumplido con ese objetivo hasta el final. No debemos olvidarnos de eso. Creo que hablo por todos al decir, con orgullo, que no hay nada más importante y enriquecedor para nosotros, ¡que ser mexicanos!
ESTÁS LEYENDO
EL JILGUERO DEL BOSQUE T H I R D M E X W E E K 2 0 2 2
Historical FictionEn su segundo año, esta es la THIRDMEX WEEK 2022 Creada y organizada por la excelente escritora @DulceRuvalcaba y seguida por el Grupo Alemex de Facebook. Esta Historia está inspirada en la vida y obra del Embajador Gilberto Bosques, de su trabajo a...