La luz del Sol se colaba entre las cortinas y el sueño dejaba de ser tan pesado. Third Reich aun tenía los ojos cerrados, pero ya no estaba dormido.
"Este no es como los otros amaneceres..." piensa y siente la tristeza invadirlo. Genial, el primer pensamiento del día y Third Reich ya está deprimido. Sus piernas se mueven y rozan, sus brazos tiran de las sábanas, como un niño pequeño que quiere aferrarse a su cómoda cama en lugar de ir al colegio. A tientas busca el cuerpo, musculoso y cálido, de su compañero; se abraza fuertemente a él cuando lo encuentra y por un momento, México y Reich han vuelto una sola cosa. Se acurrucan, todavía abrazados, enredados de brazos y piernas, todo sin abrir los ojos.
— Buenos días— dice México, con la voz ronca al ser las primeras palabras del día.
— Mmmh... No tienen nada de buenos si debemos levantarnos...— contesta Reich con un puchero, metiendo la cabeza entre los esponjosos pectorales del tricolor.
México suspira, sonriendo con tranquilidad.— Aún no, todavía es temprano— contesta y le levanta levemente el rostro hacia él, para besarlo.
Third Reich siente esos gruesos y suaves labios acariciando los suyos, un gemido ronco es ahogado en su garganta. "Estos si son Buenos Días" piensa y responde con otro beso. Una mano carmesí baja por el abdomen de México, un tacto sutil que viaja por todo su torso, pasando por su estomago hasta su miembro, que no parece estar acostumbrado a la mañana, porque de inmediato, se estremece y tiembla bajo sus dedos.
México sonríe, con los ojos aún cerrados, mientras se remueve con la piel erizada, gimiendo levemente cuando, el de la esvástica, juega con su lengua rozándola tentadoramente contra su boca.
—Alguien amaneció con mucha energía hoy— ronronea el tricolor— . Por un momento creí que estarías adolorido y malhumorado por lo de anoche .
— Anoche fue anoche y hoy es hoy. No me subestimes, siempre estoy listo para ti— contesta Reich, dándole un suave mordisco a la mandíbula de México.
México se aferra más a él, juntando más sus cuerpos. Su mano baja y envuelve su propio miembro entre sus dedos, presionando y masturbándose. Reich jadea, sin quitar los labios de su piel, sintiendo cada movimiento. México está tan húmedo, con su muñeca aumenta la velocidad y el líquido preseminal empieza a brotar de su glande, mojando los muslos del alemán.
— ¡Vaya! Te has vuelto muy atrevido— se burla un poco Third Reich, juntando ahora su propia erección a las manos del americano, acoplándose ambos miembros para frotarlos al mismo tiempo.
— Aún no tan atrevido como tú...— contesta México burlón y lo besa profundamente.
La mano de México sube y baja frenéticamente, mientras sus labios están enterrados en los del Nacional-socialista, su lengua invadiendo y enredándose con la contraria. Dentro de su cabeza, México tenía un solo pensamiento y ese era que no era suficiente, que no bastaba, que quería más. Se levanta un poco, y ahora deja que sus dedos vayan y exploren el cuerpo ajeno, se percaten de lo terso que es el trasero de Third Reich, acariciando y frotando con suavidad.
Reich se sonroja.
—¿Qué haces?— reclama el de la suástica en un ahogado gemido.
— Solo te estoy acariciando para que te despejes mejor— responde México, dando un leve empujón a su compañero para que se recostara sobre la cama con el americano encima, dejando que sus caderas también se hundieran entre sus piernas.
Reich apenas puede respirar. México sigue con esa mirada seductora, esa expresión que lo hace temblar, esos labios que tienen una sonrisa hambrienta, casi malvada. México siempre fue una persona calmada, "¿de donde sacó esa expresión?", se pregunta el de la suástica, mientras apoya sus codos en la cama, haciendo que México se incline sobre él.
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EL JILGUERO DEL BOSQUE T H I R D M E X W E E K 2 0 2 2
Fiction HistoriqueEn su segundo año, esta es la THIRDMEX WEEK 2022 Creada y organizada por la excelente escritora @DulceRuvalcaba y seguida por el Grupo Alemex de Facebook. Esta Historia está inspirada en la vida y obra del Embajador Gilberto Bosques, de su trabajo a...