Caminos

Esquizofrenia

Ilix se sentía cada vez más perdido y confundido. Las imágenes de sus viajes y epifanías ya no eran tan vívidas como antes, y comenzó a dudar de su propia percepción de la realidad.

Un día, después de una sesión de terapia intensa, Ilix fue informado de que había sido diagnosticado con esquizofrenia, una enfermedad mental grave que puede provocar alucinaciones y delirios. Todo lo que había experimentado en sus viajes y visiones era producto de su mente enferma.

Ilix se sintió devastado. Todo lo que había pensado que era real no lo era. Los mundos que había visitado, las personas que había conocido, las enseñanzas que había aprendido, todo había sido una mentira.

Pero poco a poco empezó a aceptar su nuevo diagnóstico y a buscar la forma de lidiar con su enfermedad. Aprendió a distinguir la realidad de las alucinaciones y a confiar en su propio juicio. Pero todo se arruino al buscar los zapatos que les dejo a las brujas y hechiceros, no estaban por ningún lado.

Ilix era una persona valiente, fuerte y llena de sueños, pero al darse cuenta de que nada de lo que había vivido era real, su mundo se desmoronó por completo. Ya no podía soportar el dolor y el vacío que sentía en su interior.

Después de largas horas reflexionando, tomó la dura decisión de quitarse la vida. Ilix no quería seguir sufriendo, no quería seguir viviendo en una mentira.

Tomó una hoja de papel y escribió una carta de despedida para sus seres queridos. Luego, se despidió de todo lo que conocía, de todo lo que pensaba que era real, y se marchó del mundo.

La noticia de la triste partida de Ilix conmocionó a todos los que la rodeaban. Todos se preguntaron qué había llevado a alguien tan joven y lleno de vida a tomar una decisión tan drástica.

Lo que no sabían era la terrible verdad que Ilix había descubierto: que su vida entera había sido una ilusión. Ella había vivido en una realidad virtual creada por un programa informático avanzado. Su existencia no tenía sentido. Pero para ella, era muy real.

La partida de Ilix dejó un gran vacío en el corazón de muchos. Pero también dejó una lección importante: la vida puede ser tan fugaz y frágil como una ilusión. Por eso, hay que valorar cada momento, cada instante, y nunca perder la esperanza de que hay algo más allá de lo que podemos ver.