𝕻𝖗𝖔́𝖑𝖔𝖌𝖔

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Las máquinas de aquella habitación mantenían a la anciana con vida, su cuerpo ya no podía seguir soportando por sí solo, parecía que sus últimos minutos ya habían iniciado, sus ojos se mantenían cerrados mientras su respiración era lenta, la mascarilla en su rostro le brindaba el oxígeno que necesitaba. Consciente todavía, escuchó la puerta ser deslizada a un lado, los pasos de esa persona fueron muy lentos, como si dudara si acercarse o no, se animó a abrir sus ojos encontrando una figura muy familiar la cual no veía desde hace muchos años, una débil sonrisa se dibujó en sus labios, lo había estado esperando por tanto tiempo y ahora que finalmente aparecía...no estaba en condiciones de recibirlo.

Como pudo levantó su brazo el cual tenía una vía permitiendo el paso del suero a sus venas, aquella figura tomó su mano arrugada la cual una vez fue suave además de cálida, ahora estaba fría. Le sonrió un poco devuelta sintiéndose extraño con ese encuentro.

—Sabía...que vendrías—la escuchó susurrar. Era una voz muy baja que cualquier humano no podría escuchar con claridad, al menos no en ese momento—Te...esperé cada...noche.

—Lo sé—respondió él con esa misma voz de siempre. Una voz algo grave pero dulce cuando se trataba de ella—Puedes dejar de esperarme, es momento de que descanses, Enora.

La anciana sintió una extraña paz recorrerla entera al escucharle decir eso.

—Lo siento.

—No hay nada que lamentar, hiciste lo que querías, formaste una familia—mantenía su mano tomada todavía—Viviste como cualquier humana haría.

—Debí quedarme...contigo.

—Hubiera sido muy peligroso—notó como luchaba por mantener sus ojos abiertos—Confía en mí, puedes descansar, yo estaré contigo.

—¿Esta vez te quedarás?—su mano fue perdiendo fuerza.

La figura se inclinó a ella besando su frente.

—Me quedaré por siempre.

La anciana sonrió un poco dejándose vencer por el repentino cansancio, las máquinas del hospital enloquecieron alertando a todos. Cuando las enfermeras llegaron a la habitación, aquella figura ya no estaba junto a la camilla, aquello había sido la despedida que más le dolió a Jeon JungKook.

 Cuando las enfermeras llegaron a la habitación, aquella figura ya no estaba junto a la camilla, aquello había sido la despedida que más le dolió a Jeon JungKook

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Sé que la trama puede ser típica, pero la idea es vieja, sólo que recién estoy animándome a subirla.

Indeleble • JJK (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora