—Alora, oye, despierta—Jennie movió el brazo de su hermana quien somnolienta abrió sus ojos—Anda, levántate, papá dijo que debemos acompañarlos.
Alora restregó sus ojos con un bostezo, extendió sus brazos y piernas como si de esa manera su cuerpo despertaría. La ventana de la habitación dejaba entrar la luz de la mañana, en aquella pequeña suite (porque era realmente pequeña para ser una suite) habían dos habitaciones para que todos durmieran cómodamente. La pequeña sala con el comedor y algunos muebles tenía ventanales que dejaban entrar demasiada luz para el gusto de la familia, la chica se incorporó en la cama pasando sus dedos por su cabello liso, miró la caja donde su abuela originalmente guardaba los dos diarios. Se había quedado dormida leyéndola, aunque cuando leyó la palabra vampiro se detuvo, su abuela debía estar jugando.
La abuela Enora no era de jugar así, le contaba cuentos para dormir cuando niña, ¿Acaso la vejez estaba haciendo que tuviera delirios?, no, la anciana estaba cuerda y ella lo sabía.
—¿A dónde vamos?—volvió a tumbarse en la cama. Quería dormir, sólo había descansado unas cuatro horas por culpa de ese diario, Jennie por otro lado ya estaba arreglada, aplicó un labial a su boca mirándose en la peinadora.
—La abuela dejó un testamento.
—¿Qué?—Alora levantó la cabeza de inmediato.
—¿Recuerdas que papá atendió una llamada anoche antes de que te fueras con tu berrinche?—la chica ignoró eso último—El abogado de halmeoni lo llamó.
—Espera un momento—quedó sentada de nuevo—¿Halmeoni tenía un abogado?
—Al parecer sí, el hombre dijo que debemos estar presentes los cuatro—indicó.
—¿Por qué llamó a papá?
—Porque omma tenía su teléfono apagado y no quería hablar con nadie—acomodó algunos cabellos fuera de su lugar—Anda, mueve tu trasero, quiero saber que dejó la abuela.
—¿Qué?—la madre de las chicas estaba en evidente shock. No era la única, sus hijas y su esposo estaban igual, se habían reunido con dicho abogado en su oficina para mayor privacidad—Abogado Son, ¿Está seguro de lo que está diciendo?
Enora había estado reuniéndose con un abogado antes de ser llevada al asilo de ancianos. Unos meses antes de su muerte había llamado al hombre para hacer las últimas modificaciones de su testamento, aseguraba estar decidida en su acción, el abogado Son era un hombre de cincuenta y tantos con poco cabello, gafas circulares un tanto grandes y un abdomen grande por su contextura.
—El testamento está aquí, señora Kim—colocó el documento sobre la mesa de café. Alora vio a su madre tomarlo de inmediato revisando de prisa las palabras que habían en ese documento—Su madre fue específica en lo que quería.
—¿Qué hay de los demás?—Jennie sintió cierto celos. Sabía que su abuela siempre prefirió a Alora, eran tal para cual, ser dejada de lado le estaba molestando mucho. Nunca había pasado por ello—¿Acaso Alora era su única nieta?
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Indeleble • JJK (COMPLETA)
Fanfic"Aquello que no puede ser borrado ni olvidado" Alora Kim viaja a Corea del Sur para el funeral de su abuela materna, allí descubre el diario de ésta donde describe la existencia de un ser nocturno que debe vivir de la sangre, pero que aún así su bel...