"¿Ese es el final que escogiste?"
"Sí. Es un final apropiado"
Miró el final escrito. Después miró su rostro. Las bolsas debajo de sus ojos. Sus lentes manchados por lágrimas. Su cabello chino. Asintió. No podía no estar de acuerdo, de todos modos. Al final, sólo era una voz. Y esa voz ni siquiera era suya. No le pertenecía.
"De todos los finales, este es el que más me ha gustado"
"¿Vas a narrarlo?"
No tenía que preguntar. Era su obligación narrarlo.
"Me parece un final feliz. Con gusto voy a narrar este"
Era un final feliz. Tanto La Voz como El Autor estaban satisfechos.
"Si gustas leerlo una última vez, en caso de haber dudas, comentarios, sugerencias"
La Voz hizo caso. Sus ojos se dirigieron una vez más al papel. Pasaba las hojas, con calma y cuidado de no perderse de nada. Al terminar, negó con la cabeza.
"Tienes razón. Es apropiado. Me gusta. De seguro también les va a gustar a Ellos"
El Autor sonrió y miró al infinito azul frente a ellos. Le hizo señas a La Voz para que hiciera lo mismo.
"Mira. Te voy a explicar algo"
Su vestimenta se volvió más formal. Siempre se vestía formal para salir. Pero no salieron. En cambio, El Autor le mostró todas las historias de amor que hasta la fecha había narrado, y las que apenas empezaban. La Voz pudo identificar cuatro historias aún desconocidas para él.
"¿Esas son las nuevas?"
El Autor asintió.
"Pronto se las vamos a entregar al público. Pero eso no es de lo quería hablar"
La Voz asintió y guardó silencio. Le daba curiosidad saber de qué se trataba.
"Tú y yo, obviamente, escribimos y narramos para nosotros. Pero también para Ellos"
Ladeó un poco su cabeza.
"No estoy entendiendo"
Un libro grueso de tapa dura apareció en las manos de El Autor. Las páginas pasaron hasta detenerse en algún punto.
"Escucha. 'Y es que nadie vive para sí, ni nadie muere para sí'. Romanos 14:7- 10. Tú sabes que no me gusta mucho la religión, aunque escriba algo de ello en mis libros. Esta fue la única manera que encontré de explicarte" El libro en sus manos se cerró. "Tú narras para ti, y al mismo tiempo para Ellos. Yo escribo exclusivamente para Ellos. ¿Entiendes ahora?"
La Voz asintió.
"Creo que sí. Estás diciendo que lo que disfrutamos hacer es todo por Ellos, ¿Cierto?"
"Por algo sigues narrando mis finales"
Las miradas de ambos volvieron al azul. Las nubes se veían hermosas desde ahí. Pero, oh, cuánto ansiaba El Autor ver un atardecer más. Cuánto deseaba La Voz volver a ver las estrellas.
"Por más que no quieras. Espero ahora tengas una respuesta a esas dudas que acechan tu mente"
La Voz sonrió.
"Gracias, Dorian"
El Autor sonrió e hizo una reverencia con la cabeza.
"También he aclarado muchas de mis dudas"
Entonces, estaban felices con su decisión. Era definitivo. Sin más cambios ni ediciones ni alteraciones. Esperaban que Ellos estuvieran satisfechos también.