VI

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Alguna falta de ortografía avisenme por favor.


•𝐒𝐞𝐢𝐬 𝐚𝐧̃𝐨𝐬 𝐝𝐞𝐬𝐩𝐮𝐞́𝐬•

Después de años de lo sucedido con su prometido Wen Rohan se negó a volverse a enamorar.

Sus dos hijos Wen Chao y Wen Xu respetaron su decisión después de todo Lan Qiren se había ganado su confianza y su cariño.

Cuando su padre les contó sobre la muerte de su otro padre los deprimió mucho. Aun así iban con Ruohan a la cabaña donde una vez fueron una familia feliz.

Desde ese día el Ruohan que conocían había desaparecido para encontrarse con un Wen malhumorado todo el tiempo, tomaba alcohol todos los días por la noche después de venir del trabajo y seguido de ello las lágrimas inundaban su rostro.

Seis años en los cuales Ruohan cada vez empeoraba, en especiel esta noche.

Era sábado  alrededor de las cuatro am.

Era ocho de agosto el mismo día que murió su prometido.

Estos días sus hijos solían salir por que sabían que su padre quería tiempo a solas, y no se equivocaban este  día era donde Ruohan empezaba a recordas los momentos junto al amor de su vida.

Recordaba las veces que sus cuerpos se unieron en uno solo, se entregaban el alma.

La habitación solía llenarse de suspiros y risas célebres, pero ahora sólo estaba el helado viento que entraba por las ventanas.

Las cortinas se mecían violentamente ante el rugido del aire, la habitación estaba apagada completamente estaba muerta ya que su única vida había perecido.

Wen Ruohan estaba sentado en el suelo recargando su espalda en la fría base de la cama. Había una botella de alcohol delante de  él y un vaso de cristal en sus dedos delgados.

Los minutos avanzaban lentamente, como si se burlaran de el.

Sus ojos rojos como el vino ahora se habían apagado no había ni un rastro de luz en ellos, con el tiempo oscuras ojeras habían aparecido en su rostro.

Sintió su vaso deslizarse entre su mano, pero no hizo nada para detenerlo dejó que el vaso terminara estrellándose en el suelo y el líquido blanco ensuciara el piso.

—Vas a tener que limpiar eso Ruoruo —exclamó una sería voz.

Wen Ruohan tan pronto como escucho ese apodo levanto su cabeza.

Entonces lo vio, Qiren estaba frente a el con los brazos cruzados en su pecho, tenía plasmada una sonrisa cálida que solo el sabia dar.

—¿Eres tú Renren? —pregunto sin atreverse a cerrar los ojos por miedo a que cuando los abriera ya no estuviera.

No obtuvó una respuesta, pero si una acción.

Qiren se sentó al lado de el y tomó su mano, Ruohan sintió lo fría que estaba sin mencionar que estaba pálida.

El Lan dio un suave beso en la mejilla de su prometido, Ruohan se sonrojo por la acción.

—¿Vendrías conmigo Ruoruo? —cuestionó temeroso ante su respuesta.

—Iría al fin del mundo a tu lado Renren —Qiren vio sinceridad en sus palabras.

Bien ya estaba decidido.

Qiren se levantó de su lugar y le tendió la mano a su prometido.

—Entonces vámonos —Ruohan tomó su mano.

Ambos caminaron hacia el armario y entraron en este, los dos habían desaparecido.

O al menos sus almas.

El cuerpo sin vida de Ruohan cayó al suelo, pero su alma ahora estaba con el amor de su vida, con  su Renren, con su prometido y nadie podía separalos.

Ni siquiera la ouija que solo se dedicaba a atormentar a los humanos y a los fantasmas.

𝙁𝙞𝙣

Ouija de GusuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora