Capitulo 10

2K 214 204
                                    

Al llegar a casa lo primero que te sorprendió fue ver a los demonios esperándote ni bien abriste la puerta, y al instante aizetsu se acercó a ti, empezando a revisarte.

- Hueles a sangre...¿te lastimaste? - pregunto y agarro tu brazo alzando la manga de tu yukata, encontrando la herida qué te hizo aquel tipo en el forcejeo, te había lastimado con sus uñas -.

- ¡No es nada! Solo un problema que tuve con un señor, ¡pero le di su merecido!.

Al ver como aizetsu iba a volver a hablar agarraste tus mejillas y besaste su nariz, esperabas que se tranquilizara.

- Ami no me compraras como a aizetsu. - hablo sekido y se acercó ati -. Quien te hizo eso, describelo.

- Qué ya le di su merecido! . - repetiste -.

- ¡Como es! Necesito saberlo par-. - No termino al tener tu mano en su boca, evitando qué siga hablando -.

- ¡Mejor hablemos de otra cosa!

Los demás te miraron, se veían molestos por aquel asunto qué querías evadir, pero ati no te importaba seguir hablando de ese tipo, era mejor olvidarlo rápido para no tener resentimientos.

- Hoy habrá un festival, me gustaría ir... ¿Pueden acompañarme?  - tu voz sono suave, y un sonrojo creció en tu rostro, los miraste intensamente con las manos juntas, era una técnica para que no te nieguen la salida -.

Al parecer si funcionó, sus ceños se relajaron y urogi fue quien se toco el pecho y chillo de amor mientras karaku palmeaba su hombro mientra asentía repetidamente.

Zohakuten fue el que dijo que irían, celebraste, pero no notaste las miradas que se daban los demonios entre sí, como si estuvieran planeando algo.

El sol aun no se ocultaba, faltaban pocas horas para que la luna gobierne el cielo, y por mientras ayudabas a los demonios a cambiarse, parece que ponerse la faja se les complicaba un poco.

- ¿Si disfrutaron estar en la ducha? - hablaste mientras acomodabas la ropa de urogi, quien se había remangado nuevamente las mangas -.

- Si... aunque karaku rompió el lavadero. - aizetsu contesto mientras se ponía un haori-.

- ¡Traidor! Acordamos que no diríamos nada!. - trato de caminar hacia aizetsu, pero la faja que tenía puesta se le cayó al instante por no estar bien atada, fuiste ayudarlo -.

- Bueno, supongo que alguien... - al momento de decir eso apretaste fuerte la faja aldededor de la cadera de karaku, llamando su atención -. Deberá reparar eso. - terminaste de atar y lo miraste sonriendo, aunque tus ojos brillaron de enojo, el se puso nervioso -.

- Me compraste una yukata muy grande. - zohakuten te jalo de la manga de tu kimono, al verlo no podiste evitar soltar un bufido divertido, la yukata le cubría hasta los pies -.

- Esa en mi yukata - sekido apareció en la habitación con una yukata... Demaciado pequeña, le quedaba por encima de las rodillas y las mangas eran demaciado pequeñas, esta vez no pudiste evitar reír, los demás demonios se unieron ati ocasionando qué sekido rechinara los dientes -.

Sekido y zohakuten intercambiaron sus prendas y al instante corrieron hacia ti, pidiéndote qué les ayudes atando la faja, pero al ver como lo pidieron al unísono se miraron ambos con rabia, mostrando sus dientes, parecían perros apuntó de pelear.
Los calmaste antes que se armará un alboroto, los ayudaste a los dos y ellos estuvieron contentos, lo sabias aunque no sonreían.

La noche llego cuando terminaste de peinarte, esta vez te habías echo un moño alto, agarrado por varios palillos dorados para que el peinado se quede ahí.
Saliste de tu habitación y de inmediato resibiste alagos de los demás, te sonrojaste y agradeciste, luego salieron para la ciudad, tu estabas en medio de ellos, te sentías afortunada tener a varios chicos guapos alrededor tuyo.

En Sus Brazos Halle Mi Felicidad  - clones de hantengun x t/n. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora